Dice
la leyenda que a principios de los ochentas en la zona sur del
conurbano vivía un señor que tenía el don de conseguir inodoros,
llevarlos a quien lo necesitara e instalarlos.
Se
hacía llamar Don Santiago. Era flaco y de pelo entrecano. Caminaba
lento como arrastrandro las piernas. Pantalón de corderoy marrón,
camisa blanca. Su ojos pequeños no impedían ver sus párpados
caídos como alimentando su imagen de cansancio.
Nadie sabía dónde los conseguía los inodoros, pero nadie le preguntaba.
Nadie sabía dónde los conseguía los inodoros, pero nadie le preguntaba.
Por
alguna extraña razón, podía identificar la necesidad del
artefacto. Una vecina del barrio de Gerli contaba que solía verlo
mirando casas en construcción, sin embargo, nunca llegó a
comprobarse la veracidad de esos dichos.
Si cualquier persona empezaba a pensar en la necesidad de comprar un inodoro,
Don Santiago giraba en la esquina y aparecía en la casa cargando
uno. Así nomas, sin envolver. Lentamente llegaba a la puerta de la
casa, bajaba al piso el inodoro, en silencio le
ofrecía un saludo con su mano y entraba a la casa a instalarlo.
Nadie
nunca se atrevió a detenerlo.
Luego
de una hora, se lo veía salir con su andar cansino y girar nuevamente en la
esquina.
Don
Santiago se ocupó de percibir necesidades hasta fines de los
noventas que enfermó seriamente de los pulmones.
Las
últimas veces que lo vieron, tosía mucho y cargaba inodoros con
mucha dificultad.
Los
restos de Don Santiago están en el cementerio de Lanús desde el
invierno de 1999. Una multitud de gente lo despidió. Desde esa
fecha, muchos vecinos agradecidos con el trovador de baños
decidieron crear una fundación para recordarlo y valorizar la
función social cumplida.
Hoy,
la Fundación Amigos del Inodoro “Don Santiago” es uno de los
pilares en la búsqueda, entrega e instalación de inodoros de la
zona. Enfocan su tarea en aquellos que no puede cambiarlo por
cuestiones económicas o afectivas realizando asistencia y tutorías.
Además, han desarrollado un “banco de inodoros” en dónde se
producen intercambios solidarios.
En
la sede de la fundación, puede verse una foto de “Don Santiago”
con la leyenda “vos siempre pensando en nuestros inodoros y nosotros siempre llevándote en nuestros corazones”.
Dedicado a Santiago y a Victoria, fundadores del banco de inodoros, por ser inspiración para la sonrisa.
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