sábado, 29 de enero de 2022

Mesa mostrador


Ella siempre está en el mismo lugar haciendo lo mismo. Hace fotocopias y anilla libros. Recibe mensajes de WhatsApp con pedidos. Atiende gente en un mostrador improvisado con una mesa que tiene el tamaño exacto de la puerta. Imagino que antes de la pandemia la mesa-mostrador no era tal y podías ingresar en el local. Ella prende un cigarrillo a cada rato. Y de tanto en tanto, la miro y me pregunto cómo era antes de que la mesa -mostrador esté donde está ahora. Alguien que no recuerdo quien, me contó que trabajaba también un marido que dejó de serlo. Ahora el negocio lo atiende ella nomás. Y mientras pienso, se hace una pequeña fila esperando fotocopias. “No es lo que era antes, antes trabajábamos hasta las 9 de la noche y no llegábamos” me dijo el otro día a raíz de mi pregunta de cómo le estaba yendo. Infiero que eso que cuenta era antes de la mesa-mostrador y del encierro. Pero no me parece que le vaya mal, no deja de trabajar nunca. Y fuma. Y llega y se va en una bicicleta amarilla de paseo que tiene un canasto adelante. Son de esas bicis antiguas, bien pesadas. ¿Habrá venido siempre en bici? Tiene la cabellera rubia, el pelo grueso y una cara inexpresiva que me produce tanta incertidumbre que a veces le hablo para ver si su voz me dice algo más. Pero no. No dice nada su voz, es igual a su mirada. Y fuma. También justo detrás del mostrador mesa puedo ver colgadas unas carteritas tejidas, gorros y pañuelos. Parecería que están a la venta. ¿Será que antes del encierro la gente entraba y mientras una fotocopiaba compraba una chalina?. Tengo mucha intriga pero no le pregunto. Y no se porque no lo hago porque una vez le pregunté cómo le iba, pero creo que ya les conté. Abre el negocio a las 9 de la mañana y se va a eso de las 19. No almuerza, no escucha radio ni música, no se va, no habla. O apenas cuando es necesario. El otro día vino un señor alto y canoso que entró en el local. Corrió él mismo la mesa-mostrador. Nunca había entrado nadie. Tal vez era el que fue marido o tal vez un técnico de fotocopiadora. No pude deducirlo y me tenía que ir. Entonces me fui, pero como no prestaba atención no la saludé. Y al final nunca supe porque no me animo a preguntar y no sé por qué no lo hago, si una vez le pregunté cómo le iba y me dijo algo que ahora mismo no recuerdo. Tampoco sé si conté que fuma. Y que se va en bicicleta y que es amarilla.

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