Nunca me canso de decir, cada vez que puedo y a quien puedo, que el saber es poder. Pero nunca digo que el deseo es poder.
Decidí cambiar mi frase y ahora es el deseo como eje de todo, como un paso atrás del saber para luego poder.
Hoy es uno de esos días donde todo se proyecta, no necesariamente al logro pero sí al camino de lo que siendo, vendrá.
En ese lugar voy a dormir esta noche teñida de madrugada. Abrazada a los deseos. Y mientras mis ojos se cierran imaginar en el porvenir cercano la idea de lo posible.