Roberto
debe tener alrededor de 35 años. Hombre de campo, tez morena, andar cansino. Viene y va en moto y siempre lo sigue su perro. Un medianito
color té con leche que no lo deja a sol y a sombra. Tanto es así
que tiene heridas en su cuello de sortear perros ajenos sólo por
seguir los pasos de su amado dueño.
Roberto
vive cerca de la ruta 41. Una casita modesta que casi no es casa. Es
divorciado, tiene una niña de unos diez años y un niño de apenas
3. A veces la hija lo acompaña en su moto, a veces caminando, otras
veces no lo acompaña.
Roberto
se ocupa de cuidar las casas de los dueñxs de la tierra. Esos que en
mayor o menor medida tienen la posibilidad de tener y a su vez de
generar trabajo para otrxs. A veces bien, otras veces mal. Lxs dueñxs
de las grandes porciones de tierra son terratenientes y están lxs
otrxs que tienen parcelas más pequeñas. 1
Roberto
conoce a todxs los dueñxs de la tierra. Los que más, los que menos.
Los antiguos y los mas nuevos. Trabaja para lxs dueñxs de la tierra
que me alberga, le da de comer a los gansos, a las gallinas y al
gallo, al pato y a los conejos. Pasea a los dos petisos y los reubica
constantemente sobre la verja. Cuida la pileta y mantiene que todo
marche sobre ruedas. Viene en su moto a mediamaña y cruza la
tranquera roja caminando. Hace lo mismo a eso de las siete de la
tarde.
Roberto
también hace lo mismo con otros campos y es trabajador temporario de
las plantaciones de la zona. Conoce el clima y la variedad de
siempre. Y quién siembra qué. Anteriormente, cuenta, este campo era
de una sola persona, quién fue loteando y vendiendo sus campos.
Pero lo que no vendió es la plantación de nueces de pecan que se
alzan sobre el campo vecino. Los árboles tienen ocho años y aún no
llegan a la plenitud de su cosecha. Las nueces de pecan se exportan
y la familia terrateniente se dedica casi con exclusividad de ellas.
El proceso de producción es sencillo, el riego es automático y como
se encuentran plantados en líneas basta con organizar el riego. Sólo
una vez por año se fumiga.
Cuando
es época de cosecha, Roberto y dos o tres más trabajan manualmente
para la recolección. La tarea es sencilla, se ponen lonas bajo los
árboles y se sacuden las ramas, porque cuando esta maduro el fruto
muchas caen solas. Otras son más remolonas y necesitan ayuda.
Sigue
contando Roberto que crecen 3 tamaños de nueces, las grandes, las
medianas y las pequeñas. Las dos primeras tienen destino de
exportación y se venden a precio dólar. Las pequeñas quedan “ahí
tiradas”. Es descarte para lxs dueñxs, pero una pepita de oro para
Roberto y sus compañeros. Ellos se quedan con las pequeñas, las
fraccionan, las embalan y las venden. A precio dólar. “Salvamos
la temporada”, sigue diciendo.
El
año sigue matizado con las nueces y el mantenimiento de campos y de
los animales que los habitan.
Roberto
conoce de animales, entiende lo que necesitan para alimentarse.
Tiene en su moto bolsas de maíz que traslada cuál delivery urbano.
Cuenta que este Enero ya llovió más que los últimos 5 años. Qué esta
raro, que las calles se convierten en intransitables y que no todas
tiene tosca necesaria para desplazarse con los autos.
Allí
va el hombre, pocas palabras, tono tranquilo, apenas sonrisa.
Algo
de la historia de Roberto tan sólo porque todxs tenemos historias.
1
Todas las definiciones de terrateniente son
masculinas, no existe margen vincular el concepto con la mujer. Bases de patriarcado.
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