Del cielo cae, inmenso y soñador
como una canción miserable,
que baila las notas del tiempo.
Es la bola de fuego, se estremece el corazón dolido
escurre lágrimas de secretos impredecibles
abraza la calle, hunde sus agobiados rayos.
Sentí
Un silbido hondo que retumba
es el hijo del hombre
que roba las rosas del jardín ajeno
Sentí
Milagros de un Dios incrédulo
que espía conciertos de violines oxidados
silencios llenos de palabras
Del cielo cae inmenso y soñador
como duda de colores,
mirando el horizonte incierto.
mirando el horizonte incierto.
La mañana, despabila sensaciones inquietas.
El árbol que en otoño se desviste,
gigante, se escapa hacia la luna.
Sentí
El sonido confuso del suelo,
el resplandor que empuja al día
caminos oscuros, despiertos.
Sentí
Miradas rebeldes de miseria
abrazo que apuñala esperanzas.
Ríe el sol, ríe tanto como brilla.
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