domingo, 28 de junio de 2009

Punk Rock (pre electoral)

No voy a hablar de las elecciones legislativas, por lo menos no ahora. Hablaré del Punk Rock. No porque sepa ni porque sea mi música predilecta, sino por haber vivido una maravillosa experiencia.
Cuando pensamos en el punk pensamos en The Clash, Sex Pistols, The Ramones o en los locales y más actuales Ataque 77 pero nunca pensamos en Shaila.
El sábado por la noche, justo antes de que todo se cierre para esperar el próximo acto ciudadano del 28, fui hasta Circus a ver punk rock. En los últimos tiempos este lugar se ha convertido en unos de los lugares más representativos de la zona Oeste, específicamente en San Justo, en dónde tocan bandas de una mediana convocatoria. Bandas que están en un promedio 200 personas.
Es un lindo espacio para bandas, mediano y con una enorme "bola de boliche" en medio de su techo. Dos barras enfrentadas y un escenario grande que parece bastante cómodo para el oferente musical y con una visibilidad total para el demandante.
Shaila se formó en 1994 y tiene una gran trayectoria dada por los años, las giras nacionales e intenacionales y una discografía bastante frondosa.
El promedio de gente convocada es de unos 20 años. Mucho negro y mucho piercing. Los más grande nos quedamos el las adyacencias haciendo un cordón que rodeaba niñoa felices y con los ojos en el telón. Sí, en Circus hay telón, característica no tan común pero muy bonita. Los telones avalan las sorpresas y motivan las expectativas, cuando se abre  es más lindo lo que se ve si
no existiera. Sale la banda y todo explota. En contraposición al negro reinante, fueron al aire muchos globos rojos, papelitos y cintas blancas que pintaron de fútbol la irrupción de Shaila.
Old School. Me enteré en ese momento que los recitales denominados así significan que van a tocar temas antiguos. Un recital con todos temas viejitos, un viaje hacia atrás, un revival. Consecuencias del old school,  un punk furioso y latoso. Algunas letras en inglés, temas cortos según promedio y actitud. Comenzó el baile casi frenético. Pogo, pero ese en el que la prioridad está en llegar lo más alto posible. "Caerse hacia arriba"  o "Mosh" es la idea. La gente se trepa una a otra y forman grandes masas de doble piso para acercarse lo más posible a Joaquín Guillén, el cantante o frontman quién tiene una actitud absolutamente paternal y contestataria que aunque suene excluyente se dan de la mano maravillosamente. Su actitud es coherente con la concepción del punk, lo que dice y cómo lo dice (él y sus músicos: dos guitarras, bajo y batería). Pero es paternal porque cada vez que algún descontrolado llega a sólo treinta centímetros, cosa que pasa exactamente cada quince segundos, él les ofrece el micrófono para que canten un poquito y mientras chicas y chicos cantan apenas cinco palabras de un tema, él los agarra, los sostiene, los mira. Ellos miran a los ojos a su público. Eso no se suele ver, irónicamente. Y así continúa todo, mientras el abajo del escenario se convierte en una pileta a dónde se tiran todos de panza. mosh que comienza en alturas y desde allí un momento de stand bye y luego la caída libre desde el escenario o desde el hombro de un compañero. Hombres y mujeres o proyectos de hombres y mujeres que insisten en el disfrute. Los globos rojos también bailan mientras algunos chicos hacen honor al barbijo anti gripe A, entendiéndolo cómo algo gracioso o bien cómo la ironía de lo que vivimos, de ser irónico con el miedo. Ese miedo que nos imponen como orden social. Por las gripes de chanchos, de gallinas, por el mosquito macabro y por todo aquello que impide abrazarnos.
Duró aproximadamente hora y media y el cierre se vio acompañado de sonrisas y felicidad reinante. Ellos, felices de tocar temas viejos, quiénes los escuchaban felices de poder bailarlos y yo feliz de poder verlos por primera vez entendiendo y disfrutando esto de los rituales, de las posturas claras sobre ideas preconcebidas aunque adaptadas a la realidad que se vive.
Shaila seguirá tocando. Sus seguidores seguirán escuchando. Los globos seguirán inflándose y la música bajo cualquier signo seguirá siendo un espacio creativo, identificatorio, aglutinante y disfrutable.

Las campanas tocan las vísperas del 28 y creo concebir la necesidad del punk en las urnas, que aunque suene contrapuesto, es actitud. Algo que tal vez falte en ellas, en las urnas digo.

Fotos:
1-Shaila de frente
2-Remeras (muchas de ellas)
3-El hombre y sus circunstancias (barbijiles)
4-Joaquín Guillén en acción

2 comentarios:

Carla Valicenti dijo...

¿Me das clases de diseño de blog? Siempre me quedan las imágenes en cualquier lugar....
¡Qué lindo estuvo ese reci!

Gabita dijo...

Cuando quieras Carlita, siempre y cuando:
1- tenga conexión
2- traigas una cerveza como pago
3- todo lo que te diga debe ser correctamente anotado en un cuaderno Rivadavia
4- no me responsabilices de los resultados obtenidos
si se cumple todo ésto, las puertas están abiertas

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