domingo, 9 de marzo de 2008

En silencio (Parte II)

No puedo evitar hablar despacio y no puedo evitar tener vértigo de saber a quién voy a encontrar cuando llegue. Y no puedo evitar odiarme por eso. Necesito saber quienes son las personas que duermen y a quienes velo día tras día.
Estoy encargada del segundo piso. Son 9 habitaciones. La 27, 28 y 29 son de terapia intermedia. En realidad, tanto terapia intensiva como intermedia están en el cuarto piso, pero el año pasado por faltante de camas decidieron establecer una mini sucursal en mi piso. Y eso aumentó el silencio. Más terapia, más silencio.
Mi responsabilidad se reduce a las habitaciones comunes. De las otras se encarga Rita. Ella no habla. A veces tengo serias dudas si sabe hacerlo. O si puede. Nadie la oyó. Nadie pregunta y yo por las dudas tampoco. Cada vez que termina su turno escribe en un cuaderno todas las circunstancias del día. En negro las actividades programadas, en rojo aquellas que surgen como novedades. Muchas veces observé algún comentario en verde, pero no pude establecer que significaban. Igual, no me importó. No soy quién debe entenderla. Conmigo sólo inclina la cabeza al momento de llegar y de irse. Si debe decirme algo deja notas en papelitos amarillos que meticulosamente pega con cinta adhesiva sobre mi escritorio.
Y nada más. Silencio.
Hoy no tenía ganas de venir. Tenía una extraña sensación. Raro, nunca tengo sensaciones. Me cuesta creer en ellas. No las veo y si no veo no creo. ¿Por qué creer? ¿Por qué darle credibilidad a cosas que no puedo tocar? Yo creo en el tensiómetro, en el algodón y en el suero. Creo en la mano del inquilino llena de moretones de tanto buscar las venas para pasar el antibiótico. Creo en la lágrima mentirosa del nieto que espera la casa del viejo con alzheimer e infección urinaria. Creo en mis manos limpiando escaras con olor nauseabundo. Y ya. Nada de fé o creencias. Ni sensaciones.
Pero hoy fue realmente extraño. Me desperté con el pecho cerrado, agitada y sin entender bien que me pasaba. En un principio omití pensar en eso. Mi marido, un hombre sin motivaciones ni alegrías me preguntó el porque de mi expresión. No le respondí. No lo sabía yo y no tenía ganas de responder. Tantos años sin hablar había corroído mi necesidad de hablar con él. Ya no tenía sentimiento de diálogo. Prefería el silencio. De esa manera nunca pueden estar las cosas mal. Todo se convierte en una gran mentira pero nadie se queja. Ni mi marido, ni yo. Disimulamos un rato cuando viene nuestro hijo a cenar. Un chico ejemplar. Estudió y se recibió de biólogo. Trabaja de ello y parece ser feliz.
Lamentablemente viene poco. No se lleva demasiado bien con su padre. El año pasado hasta olvidó el día de mi cumpleaños. Pobre. Debe ser esa mujer que lo tiene loco. Las mujeres hacen que los hombres olviden quienes son. Insisten en convertirlos en arcilla y modelarlos según sus necesidades. Y son necesidades egoístas y que poco tiene que ver con ellos. Descubren que por medio de diferentes artimañas pueden lograr respuestas impensadas racionalmente. Y son concientes de lo que pueden lograr. Y los cambian de forma tal que empiezan a disfrutar (aparentemente) de acompañarlas a comprar ropa, aprender baile o mirar películas de amor. Asco. Asco me dan esas mujeres manipuladoras de la masculinidad. Ni mi hijo ni esa son la excepción.
Pero yo callo. Prefiero que me quiera.

13 comentarios:

Lila dijo...

Creo que el gran silencio entre ella y su marido, condenan la felicidad, al igual que la mujer manipuladora de la que habla y su hijo.
Para mí El silencio es el mejor marco para la palabra. Si no hubiera silencio, no valoraríamos la palabra.

Anónimo dijo...

Gab: Buenisimo, pero la verdad me dejaste re manija... Que pasa ahora???, sabes que no soy amante de la lectura, pero la verdad me atrapo muchisimo esto, asi que seguilo que vengo a full.

Buenisimo. TQM.

DaMiaN

Carla Valicenti dijo...

El silencio va cobrando un sentido más intenso en cada posteo

PD: Perdoná, Gabi si hoy te desperté con el msj de txt creí que a esa hora ya estabas levantada para ir a laburar

Carla Valicenti dijo...

jajajaja
oportuna mi posdata hablando de silencio

Gabita dijo...

carlitaonline: no solo estaba levantada sino camino al trabajo, no problem, esta bien que ahora estoy mas cerca del laburo.. pero tampoco la pavada.
Y no digo nada mas a nadie...como Gladis, prefiero en silencio.

Anónimo dijo...

No necesariamente el silencio da valor a las palabras, la ausencia de sonidos tampoco es necesariamente el silencio, bien puede ser la búsqueda de un instante de paz interior ese silencio que forzamos en nuestra mente.
Acallar las voces interiores para poder escuchar con mayor atención voces y sonidos que provienen del espacio y que llegan a través de una canción, una frase amiga ( o de un amigo) a través de un comentario, por ejemplo en un bloog.
Isabel la Católica dijo una vez:
Su tus palabras no pueden mejorar el silencio, has silencio.

Carla Valicenti dijo...

También puede ser la necesidad de un silencio interno, de acallar las voces interiores para no saber, o saber lo menos posible...

Anónimo dijo...

¿Algún tipo de escape, viviendo una distopía para negar la posibilidad de una utopía.
¿Será casualidad que esté en ese ámbito de silencios

Anónimo dijo...

el silencio propone un clima propicio para desarrollar distintos tipos de pensamiento. A saber: Puede abarcar desde hacer la lista mental para ir a la verduleria, cruzado por replanteos sobre formas de encarar situaciones cotidianas, hacer la lista de actividades para el dia siguiente, comentar en silencio algun libro leido pro estos dias, etc, etc, etc. meterse en las propias cavilacions mentales, en definitiva.
Diego

Carla Valicenti dijo...

Charly: algo así, como una negación, o un no hacerse cargo...
Diego: vos te enganchaste con lo positivo del silencio, los silencios para la reflexión

Anónimo dijo...

Da esa sensación, no querer ver, o sentir algo que puede ser real en forma, en el tiempo, no necesariamente es "no hacerse cargo" tal vez es dejar pasar la tormenta, el silencio bien puede ser un gran compañero, ya que permite que surgan imágenes y nuevos sueños, tal vez alguna nueva oportunidad, mientras sea para adelante; gaby vas bien, a veces el caminar cansa y duele pero se llega a algún lugar.

Gabita dijo...

observando sus comentarios sobre el silencio sospecho que es un tema, basicamente. Personalmente lo necesito por momentos, y con real conviccion. Otras no tanto. Pero creo que es porque me gusta oirme muchas veces. No porque diga cosas lindas sino porque digo simplemente. Y me las digo a mi. No lo creo evasivo (la mayoria de las veces). Hay personas que hablan mucho y no escuchan. Otras que solo escuchan y no hablan. He conocido de las dos. Y ambas me parecen en tanto y en cuanto se sea consiente de los mecanismos que llevan a actuar de esa manera. Yo soy de los dos tipos, suelo hablar mas de lo que escucho (igual, igual que cuando escribo). Tal vez es por eso que necesito si o si los silencios.
Y hago honor a ellos.
Un gusto Charly conocerte y por la comunicacion. Diego, un busto encontrarte, como siempre.
Carla, no te soporto. jaja

Natalia dijo...

NO ME DIGAS QUE TERMINA ASI?
DECILE A LA ENFERMERA QUE YO LE RECOMIENDO QUE CAMBIE DE VIDA O...¡QUE SE PEGUE UN TIRO!
AUNQUE PENSANDOLO BIEN....QUIEN CUIDARIA DE LOS ENFERMOS??
NO MEJOR NO LE DIGAS LO DEL TIRO. ALGUIEN TIENE QUE SEGUIR HACIENDO ESE LABURO DE @#Ç*#!

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