
¿Por qué se le teme tanto a la soledad?
Tengo una natural característica en mi vida que es ser sociable. Hablo con las paredes, si es necesario. Adoro conocer gente de diversos mundos y disfruto de la comunión entre esos mundos. Me encanta estar acompañada, recibir y visitar gente, compartir una cerveza, un trago, un café, un mate y hasta un té de frutillas si eso fuera la única opción. No soy tímida y me vinculo con el entorno social regularmente.
Pero a pesar de ello, necesito mis momentos de soledad. Y hago honor a los mismos. Me siento igualmente feliz si me siento a cenar en un bar sola o yendo al cine con mi propio yo. Caminar por las calles arboladas o llenas de cemento. Disfrutar de un libro o una película en un sillón solitario sin escuchar murmullos o palabras. En éstos momentos estoy conmigo en soledad, y los respeto, porque los necesito.
A veces es rara la respuesta que uno obtiene de los demás cuando vive esos momentos de soledad pública.
Sentada en un bar, un sábado por la noche (sábado por la noche!) y con serias intenciones de cenar, la moza que me atiende al llegar me dice: -“querés esperar para pedir?” Esperar qué pense? Entonces, le dije que no gracias que me trajera la carta.
Ah! Qué carita hermana, cuánta pena en tu rostro! Pena por la soledad ajena…
Acto seguido un grupo de gente que pasaba por ahí (estaba sentada en una mesita afuera), me miraba…sin entender…es mas, creo que hasta alguno que pasó se dio vuelta. Claro, es real que de todo el lugar era la única que estaba degustando la cena en soledad. Y ni les cuento la persona que se iba a encontrar conmigo posteriormente… indignación total…-“¿Pero qué haces comiendo sola? Qué necesidad tenés! Me hubieras avisado! Bla,bla,bla,bla….
Uf, agotador. Si yo estaba re contenta disfrutando de un clima maravilloso y comiendo conmigo misma, aunque públicamente.
¿Por qué entonces se ve raro? ¿O das pena? ¿O media loca? ¿O piensan que estas colgada o que no tenes a nadie con quien compartir? ¿No es una opción a veces la soledad? ¿Cuántos de nosotros necesitamos esos momentos? Yo los necesito, los defiendo y hoy, los comparto.
Tengo una natural característica en mi vida que es ser sociable. Hablo con las paredes, si es necesario. Adoro conocer gente de diversos mundos y disfruto de la comunión entre esos mundos. Me encanta estar acompañada, recibir y visitar gente, compartir una cerveza, un trago, un café, un mate y hasta un té de frutillas si eso fuera la única opción. No soy tímida y me vinculo con el entorno social regularmente.
Pero a pesar de ello, necesito mis momentos de soledad. Y hago honor a los mismos. Me siento igualmente feliz si me siento a cenar en un bar sola o yendo al cine con mi propio yo. Caminar por las calles arboladas o llenas de cemento. Disfrutar de un libro o una película en un sillón solitario sin escuchar murmullos o palabras. En éstos momentos estoy conmigo en soledad, y los respeto, porque los necesito.
A veces es rara la respuesta que uno obtiene de los demás cuando vive esos momentos de soledad pública.
Sentada en un bar, un sábado por la noche (sábado por la noche!) y con serias intenciones de cenar, la moza que me atiende al llegar me dice: -“querés esperar para pedir?” Esperar qué pense? Entonces, le dije que no gracias que me trajera la carta.
Ah! Qué carita hermana, cuánta pena en tu rostro! Pena por la soledad ajena…
Acto seguido un grupo de gente que pasaba por ahí (estaba sentada en una mesita afuera), me miraba…sin entender…es mas, creo que hasta alguno que pasó se dio vuelta. Claro, es real que de todo el lugar era la única que estaba degustando la cena en soledad. Y ni les cuento la persona que se iba a encontrar conmigo posteriormente… indignación total…-“¿Pero qué haces comiendo sola? Qué necesidad tenés! Me hubieras avisado! Bla,bla,bla,bla….
Uf, agotador. Si yo estaba re contenta disfrutando de un clima maravilloso y comiendo conmigo misma, aunque públicamente.
¿Por qué entonces se ve raro? ¿O das pena? ¿O media loca? ¿O piensan que estas colgada o que no tenes a nadie con quien compartir? ¿No es una opción a veces la soledad? ¿Cuántos de nosotros necesitamos esos momentos? Yo los necesito, los defiendo y hoy, los comparto.