domingo, 16 de diciembre de 2018

La libertad



Para Luciana y sus construcciones mentales y artíticas que me invitó a reflexionar

Pensaba en que es la libertad. Pensaba que es una palabra tan bella como compleja.
Aburro cuando doy clases cuando les digo a mis alumnos y alumnas que se formen, que lean, que no den como cierto nada de lo que les dicen o que escuchan por ahí, porque saber y aprender es mejorar la capacidad de decidir y por ende saber te hace un poco más libre. Poder decidir nos hace libres.
Pero también hay que acompañar al saber el hacerse cargo.
Hoy hablaba con Luciana y me decía que hacerse cargo de las decisiones tomadas nos permiten encontrar respuestas al camino elegido. Y no sólo encontrar respuestas sino ser genuino o genuina con quien uno verdaderamente es. Porque somos los que somos y muchas a veces lo que somos es distinto a lo que pensamos que somos. Y en ese “distinto” encontramos la alternativa de hacernos cargo de quien realmente somos y por ende comprendernos un poco más y decidir cosas que se parezcan más a la realidad y no tanto a la realidad imaginaria de lo que creemos ser.
Hacerse cargo de lo que realmente somos nos permite también decidir en libertad. Hacerse cargo nos hace libres.
Pero todo lo anterior no excluye el hecho que somos seres sociales, que estamos inmersos e inmersas en un coyuntura social, económica y política que condiciona nuestra libertad. Entonces escuchamos a quienes hablan sobre política económica y vivimos esos tipos de política, navegamos escuchando que el liberalismo pregona la libertad individual por sobre todas las cosas y me detengo a pensar y pienso: ¿Qué libertad tenemos si no tenemos para comer? ¿Quiénes pueden decidir si viajar a Dubai o a Santa Teresita? ¿Quiénes pueden decidir si estudiar diseño gráfico o medicina? Las posibilidades por sobre las oportunidades. Las sociedades democráticas no son necesariamente libres. La base de todas ellas es la desigualdad y esa desigualdad basada en lo político y en lo económico. Es Thelma esperando diez años para hablar o el señor que vive duerme en la vereda con colchón y frazada. Y tanto es así que Thelma (y tantas Thelmas) y el señor sin techo (y tantos señores y señoras sin techo) viven en una sociedad que se saca el sombrero de cumplir décadas de democracia con la idea que democracia esta directamente vinculada con la libertad.
Pero no hay libertad, porque aunque se trabaja para la igualdad de oportunidades y gran parte de nuestra sociedad se llena la boca con la idea de igualarla, el problema reside que no se trabaja para la igualdad de posibilidades y todo lo que ello implica. Puede que algunos y algunas lo hayan intentado pero son espasmos en una sociedad local que es una pieza en una estructura mundial donde el concepto de libertad se cierra de forma demasiado facilista.
En base a lo anterior pensaba en la palabra “poder” y al buscar la definición encontramos que es tener la capacidad o facultad de hacer determinada cosa. Por lo tanto el poder se construye con el saber y el conocimiento, con el hacerse cargo de lo que somos y lo que decidimos y todo ello en un contexto de igualdad de posibilidades, porque somos seres individuales pero por sobre todas las cosas somos seres sociales.
Libertad entonces es poder saber, poder hacerse cargo y luego o antes de todo, poder hacer.
Libertad, libertad, libertad.



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