
Este es el caso de hoy. Un arcón con telarañas, papeles algo amarillos, tinta corrida por los años, y desconocimiento total del descubrimiento.
Allá por mayo de 1998, estudiaba técnicas para escribir poesía. Centro Cultural Rojas. Parece mentira hayan pasado diez años. Y sí, todo pasa o todo queda. O todo queda y nada pasa... según las circunstancias que uno viva.
Por lo tanto comparto un poema escrito por Gabriela allá por esa época.
Y la única duda que se me presenta es: ¿qué había en mi cabeza? ¿Qué habré estado pensando o sintiendo? Vayan ustedes a saber... si se les ocurre algo, no tienen más que avisar.
LUNES
Dulce día aplastado por el miedo
Esperanza que convida mi piel muerta
Sólo con vida resurge la luz
Ya no es soledad que agobia
Es el sol, edad que me sabrepasa
Es, pero, duele entender su verdad
Miedo de no alcanzar, y espero.
Esperanza que convida mi piel muerta
Sólo con vida resurge la luz
Ya no es soledad que agobia
Es el sol, edad que me sabrepasa
Es, pero, duele entender su verdad
Miedo de no alcanzar, y espero.
Dulce día aplastado, mi piel muerta
Esperanza que convida por el miedo
Solo con la vida resurge la luz
Ya no es soledad que me sobrepasa
Es el sol, edad que agobia
Es, pero duele entender la verdad
Miedo de no alcanzar, y espero.
Dedicado a Diego de Villa del Parque, un lector silencioso pero voluntario del mundo de Gabita. (¡Pobre!).
Esperanza que convida por el miedo
Solo con la vida resurge la luz
Ya no es soledad que me sobrepasa
Es el sol, edad que agobia
Es, pero duele entender la verdad
Miedo de no alcanzar, y espero.
Dedicado a Diego de Villa del Parque, un lector silencioso pero voluntario del mundo de Gabita. (¡Pobre!).