domingo, 27 de julio de 2008

Arcón de Recuerdos

Muchas veces por cuestiones de orden (y podemos decir progreso) encontramos cosas que nos gustan. Cual arcón de los recuerdos, miramos pequeños rincones propios algo olvidados.
Este es el caso de hoy. Un arcón con telarañas, papeles algo amarillos, tinta corrida por los años, y desconocimiento total del descubrimiento.
Allá por mayo de 1998, estudiaba técnicas para escribir poesía. Centro Cultural Rojas. Parece mentira hayan pasado diez años. Y sí, todo pasa o todo queda. O todo queda y nada pasa... según las circunstancias que uno viva.
Por lo tanto comparto un poema escrito por Gabriela allá por esa época.
Y la única duda que se me presenta es: ¿qué había en mi cabeza? ¿Qué habré estado pensando o sintiendo? Vayan ustedes a saber... si se les ocurre algo, no tienen más que avisar.

LUNES
Dulce día aplastado por el miedo
Esperanza que convida mi piel muerta
Sólo con vida resurge la luz
Ya no es soledad que agobia
Es el sol, edad que me sabrepasa
Es, pero, duele entender su verdad
Miedo de no alcanzar, y espero.
Dulce día aplastado, mi piel muerta
Esperanza que convida por el miedo
Solo con la vida resurge la luz
Ya no es soledad que me sobrepasa
Es el sol, edad que agobia
Es, pero duele entender la verdad
Miedo de no alcanzar, y espero.

Dedicado a Diego de Villa del Parque, un lector silencioso pero voluntario del mundo de Gabita. (¡Pobre!).

miércoles, 23 de julio de 2008

Elogio a la estupidez

Suele ocurrir que variemos los conceptos que tenemos sobre nosotros mismos a lo largo de los días, las semanas o los meses. Pero hay un momento terrible en el cuál uno se siente un estúpido. Mientras no creamos que lo somos, sino que es una situación momentánea, nos produce una sensación indescriptible.
El hecho de levantarse a la mañana y comenzar a pensar para qué me levanté es signo de que uno empieza el día de manera estúpida. El ritual mañanero, que cada uno tenemos, ir al baño, tomar un café o un mate a las corridas y siempre caminando sobre los mismos pasos, agarrar el bolso, cartera o mochila Verificar que todo esté en su lugar. Chequear que estén las llaves o cualquier cosa necesaria para lo que queda del día. Todo, todo, de la misma manera que cada día. Así, abrimos y cerramos la puerta de entrada y nos despedimos del hogar, con la sensación repetida de un terrible vacío mañanero. En ese día, donde empezamos por sentirnos estúpidos, toda acción se ve mecánicamente estúpida, sin razón ni gusto. ¿Cómo no sentirse absolutamente tonto de hacer siempre lo mismo?
Los caminos pueden ser variados, los transportes también. Igual que los destinos. Entonces tal vez nos tomamos un colectivo o un tren que luego de esperarlo sufriendo el sueño matinal llega y esta tan lleno de gente que nos convertimos en un mismísimo "rasti" (esos juegos que de niños encastrábamos felizmente).
¿Y para qué? Es una situación completamente estúpida la de esperar algo que sabemos que va a llegar de la misma manera que sabemos que nos va a trasladar hacia el confín del día que comienza. Y ya, frente a la sensación de estupidez de ser parte de la masa que se mueve, la máquina nos traga la moneda, (previa compra de pañuelitos de papel en algún kiosco para conseguirlas...). ¿Quién es estúpido acá entonces? ¿La máquina, los pañuelitos de papel, la moneda? No, no. Nosotros. Sin dudas. Tanto esfuerzo por un pedazo de metal acuñado que deja de existir porque un ser inanimado tragamonedas decide por cuenta propia quedarse con ella. Estúpido. Estúpida.
En éstos días estúpidos, y ya entrado el día activo, no dejamos a la estupidez así porque sí. En donde estemos ocurren circunstancias tales como que nos hagan preguntas y no las entendamos. A ver, nos preguntan sobre algo que requiere una respuesta simple y sencilla pero por supuesto no sabemos que responder por el simple hecho que la estupidez nos atrofió el cerebro, entonces nos quedamos mirando mientras el otro mira preguntándose si somos estúpidos... ¡y sí! Lo somos, por lo menos hoy.
O nos puede ocurrir que nos llevemos una puerta de vidrio por delante pensando que no había puerta.
O ir al baño del trabajo, o de un bar o de la facultad, o de donde sea y quedarnos encerrados porque la traba anda mal. Entonces empezamos a hacer malabares con la cerradura, a golpear con la pierna o a mover el picaporte si es que hay hasta que alguien viene de afuera, nos abre y nos mira pensando..."qué estúpido"
O bien, tropezar con algo que siempre estuvo en el mismo lugar, pero que hoy se corrió imaginariamente sólo para seguir avalando la teoría de la estupidez. Y nos caemos o casi lo hacemos
Y así pasa el día, encontrando excusas para hundirnos en éste triste mundo de sentirse estúpido.
Tal vez, sea mañana que nos levantemos con la sensación de ser lindos, o inteligentes, o bohemios, o estudiosos, o malos, o satisfechos.
Tal vez sea mañana.
Ojalá.
Foto: Gran famoso extranjero tocayo de un estúpido localísimo con marca registrada (¿es o se hace?)

domingo, 13 de julio de 2008

Matrimonio de significados

Gracias a una conversación amistosa sabatina, me surgió la duda a cerca del significado de mis nombres. Acto seguido, cuando tuve un ratito lo investigué y encontré lo siguiente:


Gabriela
Origen: Hebreo
Significado: Mujer de Dios
Festividad: 27 de Febrero
Noemí
Origen: Hebreo
Significado: Mi delicia
Festividad: 4 de Junio
Saqué entonces las siguientes conclusiones:
Tengo mis dos nombres hebreos, durante años viví pensando que lo mío era la Europa inmigrante sobre todo la española y la italiana, sin olvidar alguna portuguesa por ahí. Ahora descubro que soy judía!!! La vida siempre te da sorpresas. A partir de hoy cambio mis costumbres y paso a festejar Iom Kipur y Pesaj. Por lo menos encuentro nuevas excusas para tener feriados y festejos varios... no?

La totalidad de mis nombres significan "mujer de dios, mi delicia"... cosa que me turbó sobremanera. En primer lugar me enteré que tengo un marido algo importante que decididamente va a opacarme siempre. Y en ese momento pensé en la cantidad de túnicas blancas que deberé lavar de ahora en adelante. Imaginen, salí corriendo a comprar blanqueador y por las dudas compré lavandina para ropa blanca x si se ponen amarillas. A su vez, pensé en que no tengo afeitadora! Se me complicó otra vez. Ya, habiendo gastado mis ahorros en productos para lavar la ropa, me tuve que conformar con ofrecerle a mi flamante marido un corte de barba con tijera. Procuraré ser prolija, pensé. Estimo además que funcionaré como secretaria o algo así, imaginen la cantidad de pedidos que tiene que resolver y como digna esposa deberé ayudarlo a resolverlos. La verdad, ya tenía demasiada actividad... pero bueno, es así. Lo primero, el deber marital. Otra cosa bastante rara fue mi descripción de mujer de Dios, "una delicia". ¿Qué pensar al respecto? Me sentí preocupada y pensé, tal vez deba ponerme a estudiar para chef o clases de pastelería. Debo estar a la altura de semejante descripción, y la verdad que por el momento no era mi intención ni mi mejor característica... pero después me dije, frente a las circunstancias que se presentan, poner el pecho y afrontarlas.
Igual, no sé si será tan sencillo... ponele que salimos al cine (quiero creer que en el cielo hay cines) y mi marido se encuentra con algún santo o algún ángel. En esa situación, lo único que le queda a él es presentarme así: " ella es la Mujer de Dios, mi delicia". No sé si les dije pero además me enteré que mi marido habla igual que Maradona, en tercera persona... no ven la relación? Es por eso que a Maradona le dicen Dios. Es más, en el cielo, a Dios le dicen Maradona... ¿No seré la mujer de Maradona?

Por último. Las fechas a festejar. Tengo dos nuevas, una en febrero y otra en junio. Genial, tal vez pueda hacer fiestas sobre alguna nube con DJ. Buenísimo.

Por eso, mis queridos lectores amigos, los invito al desafío de descubrir finalmente quién son cada uno de ustedes. No saben lo revelador que puede ser. Es más, pueden compartirlo en éste espacio y si no saben cómo, los invito que me lo pregunten. Ahora que estoy cerca de la divinidad, puedo revelarles yo quienes son ustedes, con sólo un click.
Toda raba!
(muchas gracias, en hebreo)

Imagen: mi marido, vestido como rabino para darme un gusto consecuencia de mi nueva religión (nunca se dio cuenta que le saqué la foto)

domingo, 6 de julio de 2008

Mejor hablar

Estaban sentados en la plaza, Raúl y Beatriz.
Raúl tenía serias intenciones de contarle a Beatriz algo que nunca le había contado. Beatriz estaba sentada al lado de Raúl y tenia que decirle algo que nunca le había contado. Pasaron las horas y ambos no decían nada.
Apareció de pronto una cucaracha bajo el asiento. Beatriz se asustó y se subió al banco. Raúl quiso ser el héroe e intentó pisarla con tan mala suerte que en el segundo pisotón se dobló el pie. Raúl estaba completamente dolorido y cayó desplomado en el sillón de plaza, con tanta mala suerte que rompió la pata del banco y provocó la caída estrepitosa de Beatriz. Salió despedida hacia el piso con tanta mala suerte que apoyó el peso de su cuerpo en la mano lo que provocó la instantánea quebradura de la misma. Casi inmovilizada Beatriz, Raúl intentó ayudarla pero con tan mala suerte que tropezó con el pie de ella y cayó directamente sobre Beatriz dando la cabeza contra el pasto. El hilo de sangre sobre la cien de Raúl asustó a la dolorida Beatriz que en un intento desesperado metió su mano en el bolsillo para sacar su teléfono y pedir ayuda, pero al hacerlo con el peso de Raúl sobre ella se le trabó la mano en el cinturón de él. Raúl, casi inconsciente trató de destrabar la mano pero con tal mala suerte que al torcer el brazo sobre su espalda se dislocó el hombro. Viendo semejante situación, Beatriz, ya sin manos posibles intentó sacar de encima a Raúl con sus piernas pero con tanta mala suerte que en el primer movimiento asestó un terrible golpe en los testículos de Raúl que al sentir el impacto flexionó su cuerpo bruscamente con tanta mala suerte que le dio un rodillazo en la panza a Beatriz. Ya enojada con la situación Beatriz empezó a temblar y a gritar desesperadamente y Raúl encima de ella y sin poder moverse se puso tan nervioso que intentó taparle la boca con una mano, pero con tanta mala suerte que al intentar hacerlo le metió la mano en la boca impidiéndole la respiración. Beatriz desesperada con una de sus piernas empujó el banco con tanta mala suerte que cayó sobre la cabeza lastimada de Raúl.

Un hilo de sangre corría por la vereda al lado de Raúl.
Una respiración tenue se sentía en el pasto que ocupaba Beatriz.
Ninguno de los dos pudo decir nada.

Foto: Taibo, Beatriz en "Amor Prohibido" (1955)

A propósito de las SAD

Estos últimos días, los clubes son parte de la disputa ideológica que tiñe esta previa de ballotage presidencial. Frente a la reaparición de...