domingo, 20 de septiembre de 2009

Historia de un baño público (y lo que queda en él)

Salí del baño y les comenté “¿Porqué a uno le da mas asco ver caca en las paredes del inodoro en una casa conocida que en un baño público? ¿No debería ser al revés? Luego, debatimos un rato al respecto como si la pregunta fuera filosófica.
La copa de A. giraba en sus manos intentando airear el vino. Me preguntó: ¿te conté lo que me pasó el otro día? Ya se lo había contado a su marido. El, se había reído mucho, sobre todo porque en su imaginación había llegado a pensar en una cola de caballo.
Y relató:
“Desde que tuve al nene algo ocurrió con mis órganos, tal vez se movieron por adentro, y se me cambió el metabolismo. Ahora tengo tránsito rápido (te acordás ¿no? lo que me costaba cagar). Es más, tomo un yogurt y tengo que salir corriendo al baño. Por lo general luego de desayunar mi panza empieza a hacer ruidos y listo, derecho al inodoro.
Cuando tengo que ir a trabajar y al tener que estar pateando en la calle todo el día evito tomar mate a la mañana. B. se levanta y hace el desayuno para los tres entonces mientras intento abrir mis ojos (cosa que es imposible, me tienen que despegar con una espátula) él me pregunta: ¿Café o mate? Y yo le respondo que café B. que tengo que ir a trabajar.
El otro día fue terrible. Me levante y tuve que salir corriendo para llegar a tiempo a encontrarme con dos compañeros a una determinada hora. Terminé de desayunar, agarré mi cartera con todos los papeles y salí corriendo. No tuve tiempo de ir al baño. Al final, estas dos personas no vinieron y me apuré al pedo. Pero el hecho es que ya estaba en la calle así que continué con mi día. Empezaron a darme ganas de ir al baño, ya en el tren imaginé ir al baño de Once y listo. La verdad es que tenía que apretar el culo para no cagarme encima. Sufrí todo el viaje.
Cuando llegué a la estación corrí al baño. La cola que había era enorme y pensé que si me quedaba haciendo cola todo ese tiempo pensando que me estaba cagando, me iba a cagar en serio. Me fui. Era mejor continuar el viaje. Tenía que ir hasta Núñez en donde está la oficina. Cuando llegué pensé en ir allí pero la verdad es que el bañito que tiene es demasiado pequeño y por sobre todas las cosas no confío demasiado en el botón. Tira, pero demasiado suavecito y me daba cosa dejar en la oficina mis soretes dando vueltas o bien tener que internarme en el baño para tirar una y mil veces el botón para luego salir diciendo… je, es que no se me iban los soretes, no me traerían un balde? Mejor que no. Así que fui al baño a hacer pis (apretando el culo a morir para evitar cagarme) y como ya sabía que la única toallita de papel que tenía no me iba a alcanzar para limpiarme, cuando encuentre un baño público, saqué bastante papel higiénico y me lo llevé.
Salí de la oficina luego de un rato con la única intención de encontrar un baño. Por suerte a una cuadra más o menos, en Libertador y Ruiz Huidobro, había una estación de servicio. Me fui corriendo hacia ella derecho.
Estaba realmente asqueada de tener que cagar en ese baño. Tenía miedo de ensuciar todo y salpicarme a mi misma no sólo con mi caca sino con la que esté de antes pegada en ese baño. Pero no podía más. Así que olvidé todo lo que me rodeaba y me cagué todo de parada. Paf, pum, paf. Que placer lleno de asco.
Me limpié con el papel que me había llevado de la oficina (apenas si alcanzó… viste que cuando uno no tiene mucho papel y mientras lo vas doblando terminas limpiándote con un dedo) y luego me lavé las mano miles de veces mientras sentía ganas de vomitar. Así que bueno, por suerte no salpiqué nada…”


La explicación de la cola de caballo (un caballo que con su cola desparrama caca para todos lados) no hizo más que continuar mi ataque de risa.
Una esponjita de baño a la derecha, por favor.

Lamento no haber grabado la historia, así poder darle mayor textualidad de la relatora, de cualquier manera, intenté ser lo más fiel posible.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tengo un librito de cuentos que compre una vez en al calle Corrientes. Se llama "El topito Birolo y todo lo que pudo haberle caido en su cabeza". Cuenta, entre otras cosas, que onomatopeya producen distintos animales de la fauna bonaerense al hacer sus deposiciones ... altamente relacionable con tu historia y por demás recomendable.
Diego, el papa del nene

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