jueves, 11 de diciembre de 2008

Copos de nieve y Edith Piaf

Hacía por lo menos dos días que me sentía algo cansada. Es verdad, época del año difícil. Agotamiento anual. No me extrañó entonces estar tan flojita. No dejé de hacer ninguna actividad planificada o improvisada por mi cansancio corporal. Pensé que no tenía sentido detenerme solo por cansancio. Ayer, domingo me levanté pasado el mediodía con sabor amargo en la boca. Raro dije, un sabor difícil de explicar. Me detuve un rato pensando que podría ser. Tal vez es el sabor de la vida en ciertos momentos. El famoso "sabor amargo" de la vida. Guau! pensé, qué genial poder sentir en carne propia lo amarga que es la vida (algunas veces, nomás) Y me quedé con eso. Tal vez sea la única persona que ha podido saborearlo y no sólo decirlo.
Continué mi día sin mayores preocupaciones más que preparar mis cosas para la función de la noche. El vestuario, los accesorios, el maquillaje y ensayar "La vida en rosa" ("La vie en rose") de Edith Piaf que canto en escena. Plaf, plaf, plaf. Aplausos, besos y más felicitaciones. Mucho calor. Poca gente pero bien. Linda función. Canté hermoso. Tal vez mejor que nunca. (Debió ser el hecho de haber saboreado la amargura de la vida, imaginé). Contenta conmigo misma y mis agudos en escena partí a cenar con gente espectadora/amiga que había compartido conmigo el cierre de año como actriz. Una puerta que se cierra, para que se abran mil nuevas. Eso sentí. Cansada seguía. Y el sabor raro en mi boca también. Pero apareció algo distinto, me dolía un poco el oído. "Un viento", me dije. Tengo que comprar azufre. Y ya rendida de tantas cosas raras corporales y de tanto pensar en ellas pedí que me acerquen a casa.
Hoy es 8 de diciembre. Se festeja la inmaculada concepción. A mí la verdad es que poco me importa. No soy inmaculada. Ni me llamo Concepción. Y nunca concebí a nadie. Poco podría importarme sino fuera que hoy se arma el arbolito de navidad. La navidad a mi no me importa. Pero tengo un problema de tradición mezclado con tendencia a contadora pública. No logro dejar de armar arbolitos los días 8 de diciembre. Algo así como compulsivo. Tal vez sea la representación de lo familiar que ha sido severamente escaso en mi vida con la necesidad de parar la pelota en medio de la cancha y evaluar los pasos caminados y los que daré. Un mix complicado. Pero no puedo no hacerlo. Ni dejar de armar arbolitos.
Desperté otra vez pasado el mediodía en el día del arbolito. El sabor amargo continuaba. La molestia en el oído también. "Qué mal!" pensé. Y casi por inercia se me ocurrió mirar mi garganta en el espejo del baño. Para qué! Era una escena espantosa. Tenía tomadas mis amígdalas por copos de nieve. Casi casi que tenía dos bochas de helado de chocolate blanco en vez de amígdalas. Con razón! pensé. Inmediatamente me vestí y marche al hospital. Tuve que esperar 2 horas para que me atiendan y lo único que pensaba era la pérdida de tiempo cuando podría estar armando mi arbolito.
Me atendió finalmente un joven médico pelado que en cinco minutos me dió los remedios correspondientes. Sólo por preguntar le consulté el porqué de mis placas. Riendo me dijo que era una bacteria y me dijo "por andar dando besos por ahí". Me sorprendió lo poco académico de su respuesta. Me pareció genial. Diagnósticos médicos consecuencia de la vida misma. Es genial y me fui contentísima por su respuesta. Mirá si se ponía a explicar cómo hace la bacteria para afectar en el momento indicado y produzca algo en mi amígdala. Mejor así.
Me volví a mi casa contenta pero con dudas. En principio no entiendo por que nunca tuve fiebre con semejante cantidad de placas en mi garganta y cómo pude hacer una función durante una hora sobre el escenario. Y finalmente cómo había podido cantar mejor que nunca La vida en rosa.
Además de dudas me frustré un poco porque entendí que no había descubierto el sabor amargo de la vida, era sólo pus.
Llegué a casa y armé el arbolito. Si, mi primer arbolito mío exclusivamente. Ya no eran arbolitos para compartir ni de otros. Era mío y sólo mío. El ritual de su armado fue acompañado de un par de lágrimas y sonrisas. Nunca entendí porque, pero no importa. Una vez finalizado el ritual me senté a mirarlo.
Y ahora qué?

Foto: Crisis de armado de arbolito navideño.
Agradecimiento especial a quién inspiró y permitió ésta publicación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

HOLA
VOLVIO MAMUSHCA ( SE RECONCILIO CON VOS).....
NO TE PREOCUPES TANTO POR LOS COPOS DE NIEVE, AQUI ES VERANO...

CUANDO APARECE EDITH GABI SIENTE PLACER ENTONCES NO SE PERCIBEN NADA MAS QUE EMOCIONES...

EL GUSTITO AMARGO NO ES DE LA VIDA ES ALGO TRANSITORIO QUE NO PODEMOS TRAGAR... LA VIDA ES HERMOSA Y LAS PROXIMAS FIESTAS LAS COMPARTIREMOS CON ARBOLITO NUEVO....

HASTA LA PROXIMA

A propósito de las SAD

Estos últimos días, los clubes son parte de la disputa ideológica que tiñe esta previa de ballotage presidencial. Frente a la reaparición de...