Pasó años esquivando anzuelos y robando carnadas.
Sufrió peligros extremos: peces grandes y voraces, humanos
insaciables de deporte, humanos carnívoros, redes de pescadores y señuelos de
colores.
Venció a todos y ganó el desafío de ser quien debía ser.
Un día, nadie más supo de él.
Un pez viejo dijo que creyó verlo charlando con el pez
vagabundo y contándole sus proezas.
Pero nadie pudo confirmarlo.
Ni nunca.
Ni jamás
1 comentario:
la permanencia de un recuerdo de lo efímero. Cómo ser presente a traves de la ausencia y al construcción de un relato. Como Rubén.
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