
¿Qué es lo que nos marca la existencia de la búsqueda?
La inexistencia puede ser una respuesta. Por lo tanto decimos que la existencia de la inexistencia permite que exista la búsqueda. Un trabalenguas.
Pero piénselo así: uno busca cuando algo le falta, generalmente o teóricamente. Yo quiero una pera rosa. La busco. No existe “aparentemente”. Y es sólo aparentemente ya que nadie puede afirmar a ciencia cierta que no exista o que nunca va a existir. Por lo tanto, el hecho de que crea en la inexistencia de la pera rosa, provoca que se transforme en objeto de búsqueda. Infructuosa probablemente, pero real.
La pera en cuestión puede ser entonces completamente inexistente pero es así porque existe su inexistencia. Y de allí se desprende su búsqueda.
Al buscar peras rosas tenemos serias probabilidades de no encontrarlas.
Casi nadie busca peras rosas.
Si existiera alguna estaría exactamente en el lugar en donde casi nadie busca.
Y tal vez allí, es donde empieza a valer la pena tan tortuosa búsqueda.
La inexistencia puede ser una respuesta. Por lo tanto decimos que la existencia de la inexistencia permite que exista la búsqueda. Un trabalenguas.
Pero piénselo así: uno busca cuando algo le falta, generalmente o teóricamente. Yo quiero una pera rosa. La busco. No existe “aparentemente”. Y es sólo aparentemente ya que nadie puede afirmar a ciencia cierta que no exista o que nunca va a existir. Por lo tanto, el hecho de que crea en la inexistencia de la pera rosa, provoca que se transforme en objeto de búsqueda. Infructuosa probablemente, pero real.
La pera en cuestión puede ser entonces completamente inexistente pero es así porque existe su inexistencia. Y de allí se desprende su búsqueda.
Al buscar peras rosas tenemos serias probabilidades de no encontrarlas.
Casi nadie busca peras rosas.
Si existiera alguna estaría exactamente en el lugar en donde casi nadie busca.
Y tal vez allí, es donde empieza a valer la pena tan tortuosa búsqueda.