domingo, 14 de julio de 2013

DPN (Destruyan al Paraguas Nefasto)

A continuación no solamente expondré mi creencia sino que promoveré el desaliento de la existencia inútil de un elemento miserable, incordioso y exasperante. Debo reconocer que no es la primera vez que expongo mi construcción ideológica. La he verbalizado, con gran parte de la gente que cruza mi vida en esos momentos críticos en los que la necesidad tiene cara de hereje y obliga despiadadamente introducir el “elemento” como instrumento positivo frente a un hecho que excede la raza humana. (o sea, cuando llueve)
Como cada idea es necesario presentar fundamentos que desarrollen las formas de estructuración, su vínculo con el contexto, la evolución de la inutilidad y la ausencia de finales felices.
Creencia/idea/hipótesis
El paraguas es un elemento nefasto que deberá ser destruido sin piedad alguna.
Fundamentos (Un poco de historia y la génesis que fundamenta su inconsistencia)
La existencia de éste elemento, no es más que una molestia generalizada que conlleva a la destrucción de la libertad de acción, de pensamiento y de traslado. Su funcionalidad se ve afectada por flacos o inalcanzables resultados.
Su creación data de tantos años (casi unos 3000), lo que nos  provoca la rara sensación de que no existe posibilidad alguna de sentirse a gusto cargando con algo tan antiguo e  incapaz de evolucionar. El paraguas es statu quo.
Se creó y utilizó primero en China. ¿Cómo es que se usa algo que se creó en un país en el que un señor con el tamaño de Yao Ming toma té verde en una tacita pequeña o del que tenemos como principal referente local a Ludovica Squirru?
Luego se utilizó en Babilonia… ¿no es un país que sólo existe en el disco Ay Ay Ay de Los Piojos?
Y finalmente en Egipto ¿no es ese país en dónde nadie se pone de acuerdo si sufrió un golpe de estado militar o un golpe popular y que encima tienen pirámides hechas por gente de otro planeta?
Y si le sumamos el hecho que se creó para protegerse del sol, ¿cómo es posible que sigamos utilizando algo que ni siquiera sirve para lo que se usa ahora? Es evidente que su utilidad originaria logra cumplirse, pero la actual no (alguien que sostenga, ahora, ya, que con paraguas no se moja nada de nada). Por lo tanto, lo único para lo que sirve, que es para tapar el sol, es lo único que se modifico a lo largo de los siglos. En conclusión: se impuso un statu quo equivocado y se involucionó en resultados.
Luego, el paraguas se convirtió en un instrumento aristocrático y esclavista. Si bien antes había sido clerical y sectario  en Grecia lo acarreaban esclavos para proteger del sol  a las damas. Y no cualquier damas, sino aquellas que tenían poder, dinero y apellido. Ellas no lo tacaban y, sombra mediante, insolaban a los pobres hombres y mujeres devenidos en “cosas”. Lo más llamativo, es que ese objeto, continúa con su origen esclavista. Su uso hacer perder la libertar de maniobra, el usuario se esclaviza al sostenerlo: le queda una mano para hacer todo lo que debe hacer y ni hablar si se lleva al mismo tiempo un maletín, una bolsa, un café, un cigarrillo, un celular. La persona queda imposibilitada de disponer o de organizar cualquier acción. El simple hecho de parar un taxi o un colectivo. O de llegar a la casa, sacar la llave y abrir cuando la puerta anda mal. Entonces el usuario apela a poner el mango entre la cabeza y el hombre para liberar su mano, o lo aprieta en su axila, para luego caerse o volarse y tener que correrlo porque el viento se lo quiere llevar. El paraguas es esclavista.
La caída del Imperio Romano hace que desaparezca. Junto con Roma caen todos los indicios de cristianismo y aristocracia. No queda para nada duda entonces, el paraguas es imperialista.   
En Francia resurge como elemento de lujo nuevamente, por lo que las damas y caballeros de esa sociedad revalidan su existencia y lo toman como instrumento de distinción. ¿Cómo es posible que sigamos utilizándolo, cuando Francia pone para el mundial sub 20, el que termina ganando por penales a Uruguay, al menos 11 futbolistas africanos (que parecen de 38) provenientes de sus colonias? El paraguas es colonialista.
El tema de la “prevención de lluvia” surge en el siglo XIX. Es mínimamente mejorado y se “populariza” a lo largo y a lo ancho del mundo. O sea, se reacomoda el objetivo para masificar su existencia. Dicen a la gente que es para no mojarse,  para protegerse de la lluvia. Y algo parece servir. Las sociedades compran y hasta el día de hoy, las ventas crecen en jornadas lluviosas.
Pero la triste o bella realidad es que no cumple con dicha función. La lluvia casi nunca es vertical, el famoso “llueve de arriba para abajo” es, al menos, discutible. Casi siempre es perpendicular. Por lo tanto las piernas terminan mojadas, a veces por delante, otras por detrás. Se moja a veces el lado derecho del cuerpo, otras el izquierdo. O se necesita poner la cartera sobre el pecho porque de caso contrario no se salva de las gotas. O se abraza con la campera o el saco un sobre de madera o una carpeta, porque existe la secreta seguridad que el paraguas no resguarda.
Y el viento, que es democrático y liberador, envuelve la lluvia o la arremolina. Entonces entra el agua un debajo y moja por todos lados. O ese mismo viento (gran enemigo del aristocrático paraguas) lo da vuelta, lo transforma en la cosa más inútil sobre la faz de la tierra, con sus varillas hacia arriba, que parece querer liberarse de esa horrible tarea de proteger lo improtegible. En ese momento, con el paraguas dado vuelta se entra en un pánico innecesario e inusitado de no saber qué hacer o cómo hacer.
Finalmente, es mi obligación decir que el paraguas es dañino. Apelando a su rencor por esa funcionalidad de antaño frustrada, se dedica a lastimar ojos ajenos, engancharse en otros de su misma especie o en ropa ajena. Incita al usuario a mantenerse abierto a pesar de caminar bajo techo creando caos en el transito peregrino. E incluso, avergonzado por momentos, suele perderse en colectivos, oficinas, negocios, dependencias públicas y trenes. Se esconde con el objetivo además de propagar su especie. El paraguas es estratégico.
Pocas cosas quedan por decir. Su existencia destruye cualquier pensamiento de alegría y evolución. Los fundamentos expuestos, son una necesidad suprema de pregonar su desusoe incentiva su destrucción. Poder abrir los ojos de la sociedad que cree en su utilidad y en muchos casos la defiende. Entender el daño de un elemento promotor del statu quo, esclavista, imperialista, colonialista, estratégico y dañino, es una tarea magnánima pero no por ello menos importante. Y mientras esté en mis manos gritarlo a viva voz, lo haré. Fundamentos sobran.

Además, y para nada menor, nunca me gustó Mary Poppins.

3 comentarios:

Daneri dijo...

El paraguas es una sensación más q una utilidad
si llueve poco no da usarlo
si llueve mucho no sirve
vive por su mística cabulera, si lo llevas no llueve
hay q llevarlo para evitar q llueva
sin ese mito ya no se usaría y tal vez se hubiese inventado algo mejor

Daneri dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Gabita dijo...

Muy buena observación. En éste mismo momento agrego a mi plan destructivo una línea estratégica: el comando anti mito. Podría dirigirla Daneri?

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