miércoles, 19 de diciembre de 2018

Noche


Es noche y parece que fue hace días que era la noche pero pasaron algunos días y no hay mas que silencio de noche tal vez un silencio que hable a los gritos desde mi cerebro pero que extraña los gritos otros tal vez sin saber demasiado porque y sin encontrar nunca una respuesta pero son gritos que no se pueden al menos por un rato y aunque no se pueden no dejan de ser otros gritos aunque sean gritos y que los piense y los necesite como necesita mi cerebro a mi sentir porque el sentir no entiende de gritos y de tiempos ni de espacios ni de situaciones igual no importa porque es de noche y ya me quedo pensando que mañana es otro día que tendrá otros días y por ende otras noches de otros que no pueden o que no puedo y así me voy yendo indignada conmigo misma por estas decir estas palabras sin sentido porque al no decir noche no existe la noche pero a su vez con todo el sentido que no se entienda ni un poquito y esta bien porque a veces es mejor no entender nada.

domingo, 16 de diciembre de 2018

La libertad



Para Luciana y sus construcciones mentales y artíticas que me invitó a reflexionar

Pensaba en que es la libertad. Pensaba que es una palabra tan bella como compleja.
Aburro cuando doy clases cuando les digo a mis alumnos y alumnas que se formen, que lean, que no den como cierto nada de lo que les dicen o que escuchan por ahí, porque saber y aprender es mejorar la capacidad de decidir y por ende saber te hace un poco más libre. Poder decidir nos hace libres.
Pero también hay que acompañar al saber el hacerse cargo.
Hoy hablaba con Luciana y me decía que hacerse cargo de las decisiones tomadas nos permiten encontrar respuestas al camino elegido. Y no sólo encontrar respuestas sino ser genuino o genuina con quien uno verdaderamente es. Porque somos los que somos y muchas a veces lo que somos es distinto a lo que pensamos que somos. Y en ese “distinto” encontramos la alternativa de hacernos cargo de quien realmente somos y por ende comprendernos un poco más y decidir cosas que se parezcan más a la realidad y no tanto a la realidad imaginaria de lo que creemos ser.
Hacerse cargo de lo que realmente somos nos permite también decidir en libertad. Hacerse cargo nos hace libres.
Pero todo lo anterior no excluye el hecho que somos seres sociales, que estamos inmersos e inmersas en un coyuntura social, económica y política que condiciona nuestra libertad. Entonces escuchamos a quienes hablan sobre política económica y vivimos esos tipos de política, navegamos escuchando que el liberalismo pregona la libertad individual por sobre todas las cosas y me detengo a pensar y pienso: ¿Qué libertad tenemos si no tenemos para comer? ¿Quiénes pueden decidir si viajar a Dubai o a Santa Teresita? ¿Quiénes pueden decidir si estudiar diseño gráfico o medicina? Las posibilidades por sobre las oportunidades. Las sociedades democráticas no son necesariamente libres. La base de todas ellas es la desigualdad y esa desigualdad basada en lo político y en lo económico. Es Thelma esperando diez años para hablar o el señor que vive duerme en la vereda con colchón y frazada. Y tanto es así que Thelma (y tantas Thelmas) y el señor sin techo (y tantos señores y señoras sin techo) viven en una sociedad que se saca el sombrero de cumplir décadas de democracia con la idea que democracia esta directamente vinculada con la libertad.
Pero no hay libertad, porque aunque se trabaja para la igualdad de oportunidades y gran parte de nuestra sociedad se llena la boca con la idea de igualarla, el problema reside que no se trabaja para la igualdad de posibilidades y todo lo que ello implica. Puede que algunos y algunas lo hayan intentado pero son espasmos en una sociedad local que es una pieza en una estructura mundial donde el concepto de libertad se cierra de forma demasiado facilista.
En base a lo anterior pensaba en la palabra “poder” y al buscar la definición encontramos que es tener la capacidad o facultad de hacer determinada cosa. Por lo tanto el poder se construye con el saber y el conocimiento, con el hacerse cargo de lo que somos y lo que decidimos y todo ello en un contexto de igualdad de posibilidades, porque somos seres individuales pero por sobre todas las cosas somos seres sociales.
Libertad entonces es poder saber, poder hacerse cargo y luego o antes de todo, poder hacer.
Libertad, libertad, libertad.



sábado, 1 de diciembre de 2018

Llover, llorar, nadar.

Llueve y me gusta que llueva.
Probablemente es una de las acciones más poéticas que tiene la naturaleza.
Llover es llorar. 
No tengo demasiado claro si de tristeza o de alegría, pero es llorar.
Y llorar es eliminar las emociones.
Y eliminar las emociones es deshidratarse tal como lo hacer una flor que forma parte de una florero de flores secas.
Pero a diferencia de las flores no nos quedamos secos cuando lloramos. 

Pero pasa algo parecido.
Secarse por exceso de lágrimas sea tal vez menos dramático que estar seco por no tener lágrimas.
Quién no llora es porque no llueve.
No se deja llover o no le interesa.
Probablemente sus emociones no sean acuosas o carezca de la habilidad de nadar.
Porque llover inunda y nos obliga a nadar al menos con las ideas.
Y nadar sirve para mantenerse a flote mientras se llueve o mientras se llora.
Nadar es usar el cuerpo tan seco como se pueda para mojarlo.
Entonces si es seca la génesis del nadar, probablemente no llorar facilite el nado.
Porque es incómodo nadar mientras se llora.
Y es incómodo llover mientras se llora o mientras se nada.
O nada.
Porque el que nada, no se ahoga.
Y el que se ahoga no llora.
Y el que no llora no llueve.



miércoles, 17 de octubre de 2018

Todo el día para ser día

Como cada mañana esta todo el día para ser día.
Imagino que todo él depende del andar de las horas, de cómo esas horas se van adaptando a mi idea de horas.
Y no siempre imagino lo mismo, ni quiero lo mismo, ni extraño lo mismo. Tampoco hago lo mismo.
Amo la sorpresa de las horas y las distintas ideas de como andarlas. Y la imaginación adaptada que se divierte a cada andar. 
Imagino cada día , cada hora, que no quiero imaginar lo mismo, ni querer lo mismo, ni extrañar lo mismo. Tampoco hacer lo mismo.
Y dejo de imaginar días para andar las horas.
Como cada mañana esta todo el día para ser día.

sábado, 13 de enero de 2018

La prioridad que discrimina

El Banco Provincia de la localidad de Ituzaingó tiene tres filas para las cajas: para cualquiera, para clientes y para discapacitados y embarazadas. La primera, es la fila más larga y lenta. Importa llegar temprano para poder estar adelante. Es la fila de bancate la que venga o cómo venga. La segunda, que corresponde al cliente, es la que permite gracias al privilegio de pertenecer, transitar una caja más rápida o al menos con menos gente gracias a los designios de las históricas estrategias de marketing  que si bien están tan trilladas como una película de Adam Samdler, son efectivas. La fila más llamativa es la de discapacitados y embarazadas. Supongo que quien toma las decisiones de atención al público pensó que era una forma de agilizar la atención de este sector específico de la sociedad.
Se equivocó.
Suele formarse una fila más larga que la de clientes en la que se fusionan embarazadas a punto de parir, recién operados con la bolsita de colostomía, madres con hijos down o con problemas motrices, un par en silla de ruedas y dos o tres parturientas más. Y mirás la fila que reza sus características prioritarias pero que termina siendo la fila del diferente. Es rarísimo. Transformaron la prioridad, que deja de tener sentido, para unirlos bajo un patrón común que no nos permite omitir la génesis de la prioridad. Y en un punto tiende a discriminar.
Y pienso que de alguna manera, es una muestra de la sociedad.
El ciudadano medio, el que “pertenece” y el diferente.
Sólo me queda la duda si es que los cráneos del Banco no lo ven o no les molesta.

Vaya a saber.

A propósito de las SAD

Estos últimos días, los clubes son parte de la disputa ideológica que tiñe esta previa de ballotage presidencial. Frente a la reaparición de...