jueves, 4 de junio de 2015

Rookie. Crónicas de una madre.

Nacer y hacer nacer es una de las cosas más naturales que existe.
En ese proceso, la que hace nacer se convierte en madre, a su vez convierte al hombre en padre mientras que el que nace se convierte nada más ni nada menos que en persona.
(La madre y el padre ya lo eran, flor de ventaja)
Por lo tanto, la tarea del nacido es inmensamente más compleja que la de la madre, que la del padre e incluso más compleja que todo lo que uno pueda imaginar hacer en su vida.
Quien hace nacer, cree que su tarea es dificilísima. Lo es. Pero la del nacido es peor.
Así descubrí porqué no recordamos nada de esa época de la vida. Imaginen el nivel de frustración como ser humano si recordáramos que nada podemos hacer sino a través de los padres o los que estén construyendo el ser. No saber comer, hacer fuerza para hacer caca, expresar lo que  se quiere. Nada de nada. Y para colmo de males, es muy difícil que los padres entiendan todo adecuadamente, aunque desarrollen la capacidad de entendimiento instintivamente.
Mucha complejidad la comunicación. (Otro motivo más para olvidar.)
En ésta nueva tarea de ser padres e hijos, tampoco coinciden la construcción del padre y de la madre. La mujer que engendra, viene desarrollando mental y corporalmente el mundo propio y el de su hijo. Modifica su cuerpo y su psiquis para convertirse en un ser que brinda y mantiene la vida de su hijo. El embarazo enseña a dormir menos, modifica hormonalmente el cuerpo con los efectos emocionales que eso provoca, otorga resistencia, concientiza psicológicamente y actúa de freno para la vida habitual de la madre, la que deberá modificarla al tener el bebé. El hombre por su parte, no sufre ningún tipo de cambio físico, por lo tanto el cambio psíquico es más una característica propia que un hecho. Hay quienes aceptan y se comprometen como si estuvieran embarazados, otros que no terminan de entender los procesos y otros engordan. Pero la dificultad cierta del hombre es, como dije anteriormente, que no le pasa nada físico y no logra entender o en su piel el proceso de la madre.
Eso lo angustia o lo pone ansioso o lo aleja. O no le pasa nada de todo esto, claro.

Las tres personas que participan en ésta cuestión de ser padres e hijos, tienen características diferentes y por tanto cuando empieza la interacción hay que adaptar los diferentes procesos que cada uno conlleva, e intentar pasarla bien, aprender a ser lo que toca, educar, dar vida, enseñar vida, seguir el amor, construir nuevos códigos, intentar ser feliz y serlo.

Este “contexto” que ha sido escrito en forma bastante coloquial y que se encuentra lleno de teorías incomprobables, son parte del proceso reinante que hoy transita mi mundo y desde dónde surgirán los textos de “Rookie. Crónicas de una madre.”
En ellos vamos a encontrar experiencias para nada coloquiales y vivencias para nada imitables que pueden servir de gran ayuda para entender cómo el mundo rockero y ocioso (¿?) cambia al de pañales, llantos y sonrisas de bebé.



1 comentario:

Anónimo dijo...

excelente crónica de una madre....

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