lunes, 29 de agosto de 2011

"No comments" Entrevista exclusiva a Vagina Olga

Dedicado (sin ningún motivo claro) a Francisco Silke, a Marcos Fernández, a Diego Scarone y a Nicolás Sánchez. 


Por Yesica Subway
desde Londres

Durante muchos años tuve la ilusión de ir a Londres. Debo ser agradecida con la  revista “POTOS” que me contrató llamativamente para hacer esta nota.
Así es como arribé a esta bella, histórica y multicultural ciudad para buscar a  nuestra entrevistada.
Apenas bajé del avión nos esperaba un señor con un cartelito en inglés que decía: Y. Subway. En un principio dudé en acercarme por dos motivos: según me comentaron los que saben inglés, mi apellido tiene un significado concreto: subte. Por lo tanto, el cartel podría simplemente ser un indicativo vial. Por otro lado nada decían de Yonne, un Caniche Toy, mi compañía en la travesía londinense. Como imaginarán, no salgo de casa sin mi mascota. Más allá de mis estudios (soy Licenciada en Viajes Eternos especializada en Transporte Público Subdesarrollado), entiendo que para poder desempeñar una tarea adecuada es necesario sentir el calor de los seres queridos. Es por ello que puse como condición para el viaje la presencia de mi bebé que es mi único amor luego de la separación con Charly García allá por fines de los ochenta. Tengo la impresión que me estoy desviando del meollo de esta nota contándoles cosas que no vienen al caso. Pido mis disculpas y vuelvo a la bella ciudad que nos compete.
Londres me impacto por su orden y su gran cantidad de gente. Nublado, lluvioso y brumoso con pequeñas gotitas molestas como en las películas. El Támesis, el Big Ben y el Palacio de Buckingham. El tránsito, sus autos, sus colectivos rojos, sus negros taxis y los peatones. La alegría fue adentrarme en los secretos del transporte público de la ciudad y para ello me entrevisté con ingenieros durante los primeros dos días. Saqué conclusiones impresionantes que serán recopiladas en mi próximo libro: “Londres, lo púdico y púvico de un transporte público sin errores”.
Una vez finalizada mi tarea académica, comencé a rastrear a mi entrevistada. Diversas fuentes me enviaron datos y junto con Yonne salimos a la caza Vagina Olga.

Un poco de historia
Su real nombre es Mary Staton. Nació en 1968 en Houslow una ciudad cercana a Londres. Hija de un camionero y de un ama de casa, vivió su infancia plagada de felicidad y amor. Sus hermanos (varones) se encargaron de cuidar a su pequeña niña de día y de noche.
A los 14 años, siempre rodeada de sus hermanos y de los amigos de sus hermanos comenzó a observarse bella y entendió lo que despertaba en todos los niños, adolescentes y adultos de la ciudad de Houslow. Es así como comienza a utilizar su agraciada belleza para lograr cosas. Pasó los primeros años de la escuela prácticamente sin estudiar ya que sus compañeros por una sola mirada le hacían los deberes y las pruebas, y sus profesores evitan darse cuenta de lo ocurría cada vez que Mary les decía “por favor”.
La vida familiar sin embargo sufrió un colapso económico cuando Mary cumplió los dieciocho. El padre chocó con el camión y quedó en silla de ruedas. La pensión por invalidez había sido suspendida en caso de poseer hombres mayores de edad. Era el caso de los Stanton. Es por ello que dependían de John y de Random para el ingreso familiar.
Lamentablemente, ambos hermanos se dedicaron al alcohol y a la estafa por lo que al año del accidente la familia quedaba en la calle. Fue allí cuando Mary decidió no estudiar en la universidad y comenzar a trabajar para sostener a su padre lisiado y a su madre abnegada.
La agraciada belleza hizo que comenzara a modelar para una casa de ropa interior. Así en dos años, Mary, hacía publicidades para muchas marcas importantes y estaba en todas las marquesinas de Londres. Su descubridor, Anthony MacBanton comentaba en una nota de la revista The Moon “Mary era tan bella, tan atractiva… todos nos quedábamos mudos cuando sonreía… era como si un ángel bajara en ese momento para llevarnos al cielo”…  y además “estaba seguro que llegaría a ser una estrella decente, lástima lo que pasó después”.
Como adelanta Anthony, a los veintitrés años, agotada de ser el sostén de una familia que no hacían más que usufructuarla, deja de pasarles dinero a sus hermanos y a sus padres. En un acto de enojo sin precedentes su hermano Random va al departamento en donde Mary vivía con su novia Paola Inster y comienza a golpearla ferozmente. Luego de dejarla inconsciente la traslada a la casa familiar y queda secuestrada por su propia familia durante meses. Mal alimentada y golpeada sufre una deficiencia respiratoria que la obliga a internarse. Un juez de oficio y basado en rumores públicos se acerca a la clínica y logra una declaración de Mary. La causa le permite a nuestra entrevistada no volver con su familia y una restricción para que la misma se acerque a ella.
Sin embargo, las consecuencias para ella fueron terribles. No sólo nunca más volvió a tener la belleza que irradiaba sino que a partir de éste hecho comenzó su carrera de excesos.
A los treinta años, era una reconocida estrella porno famosa en teatro y el cine. Fue la fundadora de “Treatporn”, el primer teatro con show explícitos en la parte sur de Londres. Para sus espectáculos eligió el nombre artístico como la conocemos hoy y que la iba a lanzar al estrellato porno: Vagina Olga. Según fue publicado en un diario local en una entrevista que le realizaron en mayo de 1999, se puso Olga en honor a su madre que se llama Olga Rainer y como mártir de los hombres de la familia, ella guardaba un buen recuerdo. En la misma nota justifica su otro nombre “Decidí ponerme Vagina ya que es en lo único que siempre pude confiar. No sólo me abrió puertas en mi vida anterior, sino que ahora es mi medio de vida. Sin ella no sería nada.”
Hoy al borde de sus 44 años, corroída por las drogas y una vida de excesos, vive una pequeña finca histórica con sus dos amantes. Lorin Mintbar y Lorenzo Díaz. Durante el año próximo estrenará su decimonovena película “Hot sex in the front of my pussy” y continúa por quinto año consecutivo con el musical porno “Fucks me in the library” con música de Mick Jagger.

El encuentro
Su vida me parecía de lo más interesante aunque a juzgar por mi especialización como escritora no entendía demasiado porque me habían mandado a hacer la nota a mí.
Yonne y yo llegamos al bar en donde solía desayunar la “Porno Star” con la intención de que nos responda algunas preguntitas. Estaba sentada en una mesa con su cabellera rubia y larga. Sus uñas pintadas de rojo carmín que sobresalían unos centímetros de sus dedos. Pintada delicadamente, las líneas de la cara marcaban el paso del tiempo. Su mirada triste pero segura invadía el bar. No era fácil sacar los ojos de ella. Llevaba su taza a la boca mientras miraba al horizonte pensando.
Pasaron unos diez minutos cuando se paró, se puso su saco blanco y se dirigió a la puerta. Yonne y yo nos quedamos justo del otro lado para frenarla cuando saliera. De pronto la tuvimos frente nuestro. Era alta. Ella, miró a mi Caniche y luego me miró a mí. Tenía el grabadorcito digital en la mano y cuando ella lo vio me puso cara de pocos amigos. Intenté preguntarle algo pero recordé que no sabía inglés, entonces logré mi entrevista. Ella me dijo: “No comments”.

Sabía que iba a ser difícil cumplir con la revista POTOS. Querían poner la nota en tapa. Telefoneé a la redacción para comentarles el resultado de mi entrevista. No quedaron satisfechos, de hecho rechazaron enviarme el pasaje de vuelta. 
Hace tres semanas que estoy en Londres y aprovecho mis días investigando el transporte y escribiendo mi libro. Yonne está bastante molesto con la pieza que logramos alquilar, pero sobre todo que no puedo comprarle alimento ya que está muy caro. Ahora come arroz conmigo gracias al trabajo temporario en donde vendo boletos en la estación Gloucester Road de la Línea Circle. Esperamos volver a la argentina en un par de meses, justo a editar mi libro.
A Vagina Olga la fuimos a ver al teatro. Me dejaron entrar con Yonne y la verdad es que el show nos encantó.


Fotos 1 : Yéssica Subway, Licenciada en Viajes Eternos autora del libro "Estoy harta de viajar al pedo para todos lados" ("I´m a fucking stupid traveller), New Yersey, 2009
Foto 2 : Estación de subtes de la Línea Circle: Glaucester Road

Aclaración: Dado el alto contenido erótico de las fotos de Vagina Olga, omitimos su publicación. En caso de solicitarlas comunicarse con Yéssica por mail: yessicasubway@gmail.com 


sábado, 27 de agosto de 2011

Lo digo solamente una vez



Tan sencillo como ésto (lo digo solamente una vez y luego vuelve a ser secreto):
Lo que les falta entender es que con sólo simular que se hace lo que una quiere, tienen el mundo a sus pies.

sábado, 20 de agosto de 2011

Lorena y Lorena


Eran dos mujeres
Lorena escuchaba  canciones,
Lorena  era sorda.
Las mismas costumbres.
Lorena no podía decidir,
Lorena  tenía todo decidido.
Las mismas amigas.
Lorena no las soportaba,
Lorena no las escuchaba.
Los mismos ojos.
Lorena los pintaba de rosa,
Lorena de verde.

Eran una mujer.
Lorena y Lorena,
caminaban por la tarde,
tejían al crochet,
leían a Cortázar,
tenían miedo,
decían mentiras,
descubrían tesoros escondidos,
escupían carozos de duraznos,
aprendían matemática,
olvidaban cumpleaños,
inspiraban respeto.

No eran dos, no era una
Lorena y Lorena,
Se miraban al espejo,
se odiaban,
se amaban,
se perdían,
se culpaban,
insultaban en voz alta
en voz baja
imitaban bailarinas,
cocinaban lasañas.


Mujer Lorena.
Lorena Mujer.
No era una.
Ni eran dos.

Foto extraída de: www.rombolunatico.blogspot.com

viernes, 12 de agosto de 2011

Agotamiento

Hay un señor que esta preocupado por la distancia.
Hay otro señor que esta preocupado por la distancia.
¿Qué pasó?
Es que en la primaria siempre fueron los más petizos.

sábado, 6 de agosto de 2011

Presentismo descontado

Espero la salida del sol pero faltan dieciocho minutos para que ocurra. Estoy pensando en que hacer mientras llega. Acostada, miro el techo del dormitorio. Hace frío. Sólo dejo salir de las sábanas mi nariz y mis ojos.
Ahora son dieciséis y sigo sin saber que hacer con ellos. Muchas veces me despierto un rato antes que salga el sol. Cuando me pasa (como ahora), lo considero dudoso. Trato de entender cuál es el factor que incita que mi cuerpo a despertarse. Pienso y pasan dos minutos más.
Los catorce me parecen más accesibles entonces le pido a mi pensamiento que descarte la duda a cerca de mi cuerpo. Es necesario que haga algo para no quedarme dormida. Puedo imaginar una historia y dedicarme a ella los doce minutos que quedan. Pienso en una mujer viejita que teje al lado de la chimenea mientras silva canciones que le cantaba su padre cuando era chiquita. La veo estática, concluyo que la imagen es una foto, no una historia. Al menos pasaron dos minutos más.
Otra historia me impongo imaginar. Un niño en colores sepia tiene un delantal blanco que pasea contento por Plaza Irlanda se encuentra un paquetito azul (en azul sepia) y tiene una tarjetita que dice  “Cuando lo abras, abrirás mi corazón”. Cursi. Cursi el sepia, cursi la tarjetita. Desisto de esta historia y quedan ocho minutos.
Me agoto de imaginar, entonces empiezo a mirar cosas fijamente a ver si se mueven. A la derecha hay una foto de mi abuela Martha. (La miro fijo) Empieza a moverse su imagen, se convierten en dos Marthas, luego es una toda borrosa y sin forma. En fin, no es Martha, son mis ojos que mienten por el esfuerzo. No me sirve.
En poco tiempo sale el sol, tan solo en seis minutos. Y cuando sale puedo levantarme. Su presencia calma mi imposibilidad. El problema: Sino encuentro algo para pasar el tiempo, no pasa nunca. Entonces comienzo a sacarme las medias de lana. El pie derecho saca la media izquierda. Y al revés. La actividad física hace desaparecer dos minutos más. 
En breve podré levantarme. (¡al fin pasó el tiempo!) Puedo pensar en mi desayuno. Poner la pava en el fuego mientras bato mi café con dos cucharadas de azúcar y leche en polvo. Tostar pan lactal. Sacar de la heladera queso crema y mermelada.
Saborear mi desayuno hace que gane dos minutos más.
Va a sonar el despertador y va a salir el sol en exactamente dos minutos.
No falta nada.
Ahí comienzo a pensar diferente. El frío cada vez es más fuerte. La hendija de la persiana es cada vez más pequeña y mis deseos de desayuno desaparecen. Mi sábanas se trasforman cada vez más en brazos de ángeles.
Ya salió el sol y se esfumaron los dieciocho minutos Es el fin de la espera.
Pero así y todo, decido no levantarme. La espera, fue inútil. El pensamiento, fue inútil. Inclusive Martha lo fue. Hace demasiado frío, la mejor opción ahora es volverme a dormir.
Entonces lo hago. 

lunes, 1 de agosto de 2011

Tarjeta Limón (Con el ocho en la camiseta)

Jugaban con un equipito norteño.
El ocho corría por el lateral. Tomó la pelota luego del pase del número cinco. La recibió con su pierna menos hábil, la derecha. La paró con la parte lateral del empeine. Quedó mansa, quietita, como esperando alguna decisión.
En dos segundos su mente hizo un panorama del campo de juego. Rivales demasiado cerca. Dos en al costado del círculo central, otro frente a él. Había dos más, bien pegados a la línea lateral. El diez que recién había entrado  hacía señas por encima de su cabeza mientras venían a sacarlo de la soledad el cinco y el tres que desesperados en sus expresiones se insinuaban destinatarios del pase.
Todo coqueteaba con la desesperación alrededor de él y sintió unas ganas enormes de correr.
Tanto caos de principiantes, y él que hacía años que sentía esa camiseta.
Era él, que había sabido llevar el equipo en los malos momentos. A quién la gente coreaba el apellido, a quién los periodistas amaban por su constante buena predisposición.
El, que rebalsando de experiencia debía soportar jóvenes estrellas estrelladas que de manera efímera se creían los reyes del mundo. Y era además un padre de familia que, con su primera buena cantidad de dinero, había comprado la casa donde vivían felices y sin problemas económicos.
Fue así, en esos dos segundos, en que decidió negarle la colaboración a  tanto jugador excesivo, a tanta pantomima y a tanto nervio sin sentido.
Agarró la pelota entre sus piernas y comenzó a correr. Esquivó al que salió a achicarlo de frente y luego a los dos que salieron a cortarlo desde el círculo central y mientras el diez seguía haciendo señas para que se la pase, continuaba con la seguridad de que sería la única persona en lograr el triunfo.
Continuó su carrera con pelota. Lo seguían compañeros y rivales desde atrás. Su cabeza alta relojeaba la pelota de vez en cuando. Y vio a lo lejos el arco y la red. Y vio al arquerito que comenzaba a prepararse para adivinar la jugada.  Imaginó patear la redonda de zurda desde esa larga distancia.
Imaginó la pegada, la pelota y la curva que haría en el aire clavándose en el ángulo que formaban el palo y el travesaño. Imaginaba luego una corrida loca, corrida de ocho, desesperadamente hacia la tribuna que gritaba rebosando de alegría su apellido, mientras él en secreto se acordaba del viejo que había creído siempre en él. Y en la vieja que amasaba pastelitos los domingos para llevar a la cancha. Y en sus hijos, futuros futbolistas y cracs y en su mujer que tanto lo acompañaba. Y en la gente, que los seguía a todos lados en días calurosos, con lluvia, tormentas, con frío. Acá y en cualquier parte del país. Y en los dirigentes que seguían confiando en él. Él, el ocho, convirtiendo el gol más espectacular de los últimos años.
Pero cuando estaba en la cima de sus pensamientos sintió un ruido a esfuerzo cerca de él y de pronto un botín que le golpeaba increíblemente fuerte en su gemelo derecho. Y sintió su caer mientras un dolor indescriptible puso en blanco todo su pensar.
Cayó. Con todo el peso de su cuerpo y el de sus pensamientos al césped.
Escuchó el sonido lejano del silbato y sumido en la tristeza más profunda cerró los ojos. No iba a levantarse más.

Se escuchaba en la esquina de Michelini y San José a un periodista que decía por la radio…”extraordinario fau, es para tarjeta limón… y creo que me quedo corto”.

A propósito de las SAD

Estos últimos días, los clubes son parte de la disputa ideológica que tiñe esta previa de ballotage presidencial. Frente a la reaparición de...