martes, 31 de agosto de 2010

Ensaladera

Hoy me imaginaba un plato de lechuga.

Todas las hojas verdes apoyadas delicadamente.

Luego imaginé tomate en rodajas y acostado sobre la lechuga.

No tengo claro si perita o redondo.

A veces imagino un perita con tránsito lento o viciado por la gula.

Entonces ese perita deja de serlo para convertirse en redondo.

Sigo:

Sobre el tomate (cualquiera sea su raza) huevo duro.

Origen animal, centro amarillo y capa blanca.

Cortados finamente y produciendo varios ovalitos.

Hacer duro al huevo es extremar las posibilidades de cocción.

(A no ser por un microondas que lo atomiza)

Imaginé después una boca.

No me quedó claro si abierta o cerrada.

Pensé en abierta pero sostener en posición “a” provoca babeo.

Entonces cerrada (y no entran moscas).


La boca se agacha sin manos ni cubiertos sobre el plato.

La punta de la nariz toca en primer lugar al huevo.

Como el huevo es duro, la nariz no se mancha.

Luego el labio inferior toca el tomate que se asoma.

Las semillas manchan al labio dejándolo mojado.

Y ahí sí, se abre la boca para lograr arrebatar una hoja de lechuga.


Imaginé entonces que todo era más sencillo cuando era tortuga.



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