lunes, 27 de julio de 2009

Clubes imaginarios

Tengo un montón de temas para abrir clubes. No es lugar ni momento para describirlos. Prefiero hoy, poner la piedra inicial para la construcción del club que hoy me convoca.
"Club Miráme y olvidate de la realidad"
En el presente club del cuál soy presidenta fundadora según consta en actas escritas con una cuchara y en un libro con hojas de parra posee las siguientes características:
• Los socios no son realmente conscientes de estar asociados.
• Se les echa un aerosol raro en los ojos y en el alma que los ciega de toda realidad.
• El carnet es un boleto de avión viejito y algo quemado en las puntas (no contiene numeración, descreemos de la enumeración)
• El socio no lleva el carnet, queda en la sede Central del Club: Nube 4 sudoeste. Cuando ésta se convierte en lluvia flota manteniéndose únicamente gracias a su capacidad de convertirse en oxígeno.
• Cuando la sede está en versión oxígeno, es cuando más adeptos absorbe. Es la etapa en donde se convierte en oxigendor de socios.
• Cuando la sede está en versión nube, se reorganizan los archivos y se envían notas a todos los socios sobre la evolución patrimonial del club. La información es enviada con una paloma mensajera que desciende sobre el socio, lo apunta y deja caer la información en forma de caca. Es por ello la suerte que "te cague una paloma". Estás recibiendo información de una nube. No somos los únicos que usamos éste recurso.
• El socio suele sentir una abstracción de la realidad momentánea. Piensa que lo que es no es y viceversa. El objetivo de mencionada sensación tiene que ver con la necesidad de proveer al asociado éste servicio. El mismo lleva a cabo a través de los sueños. Cuando el asociado duerme, sale de la nube un mosquito pequeño con forma de mano que comienza a masajear el tímpano luego de introducirse silenciosamente en el cuerpo del interesado.
• Aún no hemos encontrado la manera de sostener la irrealidad, básicamente porque quienes trabajan en el laboratorio aún no vuelen a la realidad. Piensan en volver pero no encuentran el timbre de la puerta de entrada. Como consecuencia de tal marcada falencia es que el monto de la cuota ha sido significativamente minimizado.
• La cuota social entonces no tiene valor monetario. En general los socios inconscientemente brindan su paga a través de cosas como un paraguas viejo, un paquete de DRF o un clavo con cabeza triangular.
• Se recomienda a los posibles asociados prevenirse con alcohol en gel y repelente, sobre todo por el "mosquito mano" que es de la familia del mosquito del Dengue.
• A aquellos que no se prevengan y caigan en la Nube se les brindará los siguientes servicios: tímpanos de juguete con diversos tamaños y colores, lavado de platos eterno con detergente Magistral, un piercing para la ceja en forma de cepillo de dientes, un peine al que le faltan 16 de las 40 patitas, una rueda de bicicleta de Mountain Bike lisa y sin piquitos de agarre, una balerina amarilla cortada en cuadrados de 10 x 10 cm y finalmente un descuento del 2.56% en velatorios de hormigas "negras culonas".
Como corolario, cabe aclarar que existen hasta el momento una buena cantidad de socios. Algunos lo saben, otros aún no se dieron cuenta.Nuestro objetivo de por sí es no tener más asociados, éste es el porqué de su publicación. Sin embargo, visto y considerando que insistimos en brindar servicios y en que insisten en asociarse, agradecemos poder legalizar su existencia.Para más información rogamos comunicarse con nosotros a través de las vías comunes en nuestros días: señales de humo, cartas escritas con pluma y a la luz de la vela y mediante la contratación de un jinete del Apocalipsis. Si no lograran hacerlo, no es nuestro problema

jueves, 16 de julio de 2009

Aspectos filosóficos de un andén chiquito

Hoy me agarraron la mano para subir al tren. Era completamente necesaria esa mano.
Era una mano de carne y hueso. Era mano desconocida. No tenía cara.
Uno no le da la mano a cualquiera. Va por la calle y no acepta manos de cualquiera.
Ni lo imagina. Tocar una mano totalmente desconocida no es común. Y muchomenos los es apretarla fuerte. Menos hoy, con la paranoia generalizada por pandemias infames.
Cuando la necesidad aparece, la racionalidad desaparece.
El andén fue cambiado, no era el de siempre. La masa y yo nos cruzamos. Nos enfrentamos al andén oficial. Ese que tiene justo la medida exacta para subir al tren.
Un problema de trenes evidentemente.
En el anden chiquito todos parecemos mas grandes y más.
Se aproxima el tren en un horizonte de vías. Imponente. Prepotente. Magnánimo.
Estaciona sin ningún tipo de timidez. Es enorme y no se llega ni con el paso más grande que uno pueda dar. No hay longitud ni elongación suficiente para hacer palanca con la segunda pierna que queda debajo. Ni siquiera la pierna que está arriba llega al piso del tren. Ironías si la hay. No llegar al piso, pero desde abajo. ¿Será que el andén chiquito es el infierno? Duda aparte, nuestras caras asustadas por la imposibilidad del heróico salto hacen creer que será un tren que se irá sin nosotros. Pero justo en ese momento de pánico ridículo, aparecen las manos desconocidas. Esas, que no tienen cara y que no apretaríamos si fueramos viajeros de un andén oficial.
Las manos se asoman del cuerpo de extraños tendiéndose con ganas de ser útiles a la imposibilidad. Y esas manos palanca funcionan para la ola humana como un relajador de viajes imposibles. Ya en el piso del tren, mirando el pequeño andén que atrás queda, volvemos, casi en un segundo, a temer dar la mano.
Concluí pues,
La necesidad hace olvidar los preconceptos que establecemos como sociedad.
Cuando no se puede, hay manos que hacen palanca.
Cuando no hay palancas, creemos en un tren imposible.
El punto exacto que une lo imposible con lo posible es una mano.
Si la cabeza deja de funcionar motivada por el deseo, podemos subir al tren.
La gripe A desune.
Todos somos tristemente humanos que reaccionamos como trenes.
El momento en que uno concientiza la desconciencia es efímero y el concepto de mano se vuelve irreal.
Lo irreal existe.

Nota: sí, no lo digan, tengo que dejar de viajar en medios de transporte público.

domingo, 12 de julio de 2009

Mirada de adolescente

Motivada tal vez por sensaciones y sentimientos que había creído oxidados en mi vida y que han resurgido sorpresivamente, intenté espiarme, como una vuelta al aprendizaje primitivo.
Muchos años fueron los que escribí sin decir que lo hacía, sin siquiera decirmelo a mí misma.
Es así como encontré varios escritos propios. Leyendo me encantó uno que hoy pasaré a compartir. Es del 12/06/1995, con mis diecisiete recién cumplidos. Plena adolescencia y preparándome para salir al mundo y todo lo que ello implica. Algo parecido a mi hoy, salvando las distancias y alguna cana rebelde o una arruga traviesa.
Ahí va, sin arreglos en lo semántico, ni de puntuación, ni de nada... expuesto como era cuando apenas cumplía 17.
Antes, una par de observaciones.
En primer lugar, estoy feliz con mi coherencia a nivel ideológico y de postura sobre la vida y el mundo. En segundo lugar, qué genial el sufrimiento y cómo también sigue su coherencia a lo largo de los años a pesar de los caminos recorridos. En tercer lugar, un planteo... el drama, la duda, el dolor y la luna ... nunca cambian?



"Hay días y días. Hay estados de ánimo totalmente diferentes
y hay planteos que se agudizan según el ánimo.
Hay vida, pero cómo sentir la vida.
Hay dolor, si... Hoy veo dolor rodeándome y hay dolor que está matándome.
Estaba la luna, cuando miré el cielo y no me animé
sentirla como tal.
Hay lunas y lunas. Hoy ella me hizo pensar.
Hay sentimientos que me avasallan, hay lunas...
Sentí que no había salida para la humanidad
Sentí que no podía mirar la luna...
Si bien mis lágrimas impidieron ver con nitidez
sé que hay luna, y sé que hay nitidez.
Sólo es cuestión de verla.
Hay hambre y dolor que me rodea
Hay maldad y soledad.... eso me marea
Cuando todo es oscuro, sé que hay luz
pero no puedo verla. Me abate, me duele
Creo en el sol y en las estrellas
Creo en la vida, en el amor, en el dolor
Hay miedo, miedo de no ver la luna
Hay miedo, de no reconocer cuál es
o de no encontrarla jamás, porque está
y los ojos se me empañan y no la veo, y me desespero.
Desde mi niñez pido con fé
que no me abata el dolor
Desde mi niñez que no me duele saber lo que es
Será que todo es indescriptible, o que el dolor
es una ilusión que inventa mi alma o mi corazón
Hay hombres que habitan hoy éste mundo,
que no saben del amor, del dolor y de diferencia entre ellos
Hay ojos que miran como perdidos
las manos con grandes anillos de oro
hay labios que no pueden hablar, porque no son
Hay oídos que no escuchan porque nadie les habla
o porque no buscan la voz de la conciencia.
Si lloro por éstos, soy tonta o ridícula
porque hay prejuicios, porque no hay nada que ver
realidades que duelen, porque nadie ve al que tiene al lado
Pero existe el otro, y tambien existe la luna
y si mis lágrimas me impiden verla, es porque
no tengo valor de hacerlo, porque me duele.
Hay deseos, que no se cumplen y detesto saberlo
Sé que creo más allá de lo que siempre es
es por eso que no puedo ver la luna nítida
es por eso que mis ojos despiden lágrimas
lágrimas de impotencia, dolor y resignación.
Hay lágrimas. No las voy a reprimir.
Hay necesidades que nos las veo venir
pero sé que el tiempo es corto y la vida se me va
y el sol sigue saliendo, y no me detengo a verlo
que las estrellas titilan, y no me doy cuenta
y que la luna siempre se muestra para
que la vea, y aún no puedo hacerlo."



Es raro mostrarlo, en ese momento nunca imaginé éste momento.
Y eso es lo maravilloso, creer en lo bello de la sorpresa en el camino que vamos haciendo.
Salud a mi adolescencia y a mi hoy (y al drama en ambos casos).

Foto: parece que el mundo de Gabita es anterior a lo concientemente sabido...



domingo, 5 de julio de 2009

Mi secreto

Dentro de un baúl antiguo guardo pequeños cuadraditos de colores. Son papelitos recortados con tijeras chiquitas y con poco filo. Cada papelito está pintado con fibrones de colores que dejan escapar las vetas que la pintura produce. Miden entre cinco y siete centímetros. Son de distinto tamaño y estan pintados de los dos lados.
Todos los días saco uno sin mirar. El color que sale pinta el color de mi día.

No quiero ser Roger Federer


La pelota que golpea sobre el pasto gastado.
La red que deja entrever lados.
Las raquetas funcionan como un freno a la velocidad y la potencia.
Un arbitro que marca puntos de a 15, o de a 10.
Algunos que marcan el adentro y el afuera.
La rotación enfermiza de cabezas de derecha a izquierda.
La gloria o la nada por centímetros.
Un ranking que determina el lugar que se tiene.
Correr por ese lugar.
La vida por una pelotita.
Una banana entre medio.
La mirada desde una silla con lentes negros.
La quietud y la observación del espectador.
Un brazo más fuerte que el otro.
Veteranía a los 30.
Drogas legales para ser superior.
Pantaloncito y remera.
Pulcritud y prolijidad.
Atinar a un rectángulo y sólo dentro de él.
La cámara que sigue movimientos.
Rey del mundo.
Triunfo es gloria y es billete.

Todo es mentira.

Sufre el pasto gastado por pelotas.
Los lados sufren la red de su medio.
La velocidad y la potencia sufren limitadas por raquetas.
El de a 15 o de a 10 fue capturado por un árbitro autoritario.
El adentro y el afuera sufren el lugar impuesto.
Las cabezas son obligadas a moverse porque sí.
Los centímetros sufren de glorias y de nada.
El lugar sufre sólo ser un ranking.
Ese lugar ve que corren sin sentido.
La pelotita sufre por su vida.
El medio no es banana.
Los lentes negros sufren de mirar sentados.
El espectador odia la quietud y la observación.
El otro no es más fuerte que el brazo.
30 no es veteranía.
El ser superior olvida las drogas legales.
La remera no quiere al pantaloncito.
Ni lo hace la prolijodad a la pulcritud.
Él sufre por sentir que deben atinar en su interior.
Los movimientos no quieren cámaras.
El mundo sufre a sus reyes.
El billete y la gloria, no es triunfo.

Mentira es todo.

Y yo no quiero ser Roger Federer.

A propósito de las SAD

Estos últimos días, los clubes son parte de la disputa ideológica que tiñe esta previa de ballotage presidencial. Frente a la reaparición de...