domingo, 24 de febrero de 2008

Passssto(ruti)


¿Por qué se le teme tanto a la soledad?
Tengo una natural característica en mi vida que es ser sociable. Hablo con las paredes, si es necesario. Adoro conocer gente de diversos mundos y disfruto de la comunión entre esos mundos. Me encanta estar acompañada, recibir y visitar gente, compartir una cerveza, un trago, un café, un mate y hasta un té de frutillas si eso fuera la única opción. No soy tímida y me vinculo con el entorno social regularmente.
Pero a pesar de ello, necesito mis momentos de soledad. Y hago honor a los mismos. Me siento igualmente feliz si me siento a cenar en un bar sola o yendo al cine con mi propio yo. Caminar por las calles arboladas o llenas de cemento. Disfrutar de un libro o una película en un sillón solitario sin escuchar murmullos o palabras. En éstos momentos estoy conmigo en soledad, y los respeto, porque los necesito.
A veces es rara la respuesta que uno obtiene de los demás cuando vive esos momentos de soledad pública.
Sentada en un bar, un sábado por la noche (sábado por la noche!) y con serias intenciones de cenar, la moza que me atiende al llegar me dice: -“querés esperar para pedir?” Esperar qué pense? Entonces, le dije que no gracias que me trajera la carta.
Ah! Qué carita hermana, cuánta pena en tu rostro! Pena por la soledad ajena…
Acto seguido un grupo de gente que pasaba por ahí (estaba sentada en una mesita afuera), me miraba…sin entender…es mas, creo que hasta alguno que pasó se dio vuelta. Claro, es real que de todo el lugar era la única que estaba degustando la cena en soledad. Y ni les cuento la persona que se iba a encontrar conmigo posteriormente… indignación total…-“¿Pero qué haces comiendo sola? Qué necesidad tenés! Me hubieras avisado! Bla,bla,bla,bla….
Uf, agotador. Si yo estaba re contenta disfrutando de un clima maravilloso y comiendo conmigo misma, aunque públicamente.
¿Por qué entonces se ve raro? ¿O das pena? ¿O media loca? ¿O piensan que estas colgada o que no tenes a nadie con quien compartir? ¿No es una opción a veces la soledad? ¿Cuántos de nosotros necesitamos esos momentos? Yo los necesito, los defiendo y hoy, los comparto.

miércoles, 20 de febrero de 2008

ETREUS

Suelo tomar colectivos regularmente. Son varias las líneas acreedoras de mi modesta compra diaria. Sin embargo una de ellas tiene una particularidad: los boletos vendidos son de los viejos ¿Ubican? ¿Esos donde el número esta bien visible, con variedad de colores y con onditas en las dos puntas y que son cortados por una prehistórica maquinita corta boletos? ¿Esos que te vendían el colectivero o un boletero de abdomen exuberante, camisa desabrochada, pelado y con un pucho en la boca?
Bueno, en realidad debo reconocer que las cosas han evolucionado. Los boleteros están solo en algunas paradas y a veces no están. Además, no son lo que eran antes El mío está lejos de parecerse a los de antaño. Lindo espécimen de hombre.

Hoy, como cada día, al comprar mi boleto me tocó un capicúa. ¡Pero qué alegría! ¡Un capicúa! Años que no tenía semejante sensación con un boleto.
Entonces reflexioné sobre la suerte.
¿Que te toque un número capicúa es suerte? ¿Será real?
¿Qué es la suerte? ¿Existe?
¿Una vez que tenés un boleto capicúa todo se vuelve a tu favor?
¿Encontrás una billetera tirada sin nombre y con dólares?
¿O es que al tener suerte te toca un capicúa?
¿Es una causa o una consecuencia la suerte?
¿Sería una suerte que no existan más los boletos viejos?
¿Existen los boletos viejos para que todavía haya alguien que tenga suerte porque le tocó un boleto?
¿Tendría suerte de salir un par de veces con el boletero?
En definitiva: ¿Ustedes creen en la suerte?



(La prueba del delito. Es mi maravilloso boleto capicúa)

martes, 19 de febrero de 2008

Filosofía barata y zapatos de goma


En un rapto de intelectualidad me sumí en el mundo de Nietzsche.
Entre sus diversos planteos filosóficos, aparece una propuesta que me resultó interesante y que consiste en intentar definir la “conciencia”.
Sin anestesia, nos propone algunas ideas que más que sentencias son dudas
Definición 1
¿Eres delante de los demás? ¿Lo haces como pastor o como excepción?
Definición 2
¿Eres verídico o no eres más que un cómico? ¿Eres un representante o eres tu mismo la cosa que se representa?
Definición 3
¿Eres de los que miran o de los que meten mano en la masa, o bien de los que vuelven los ojos y permanecen a distancia?
Definición 4
¿Quieres acompañar o pretender o quieres ir por tu camino?

Luego de pensarlo pude concluir (solo es mi parecer) que nos plantea quienes somos, y que saberlo implica ser “conciente” de nuestra propia humanidad. Saber quienes somos, que queremos y cómo se hace todo eso.
Y entonces pensé en ser conciente.
Y entonces pensé en tener conciencia…
¿Podremos ser un poco inconcientes aunque sea como recreo, ideología o aspiración?
Parece que nada es bueno si es absoluto y si hoy somos concientes, permitirse la inconciencia; y si somos inconcientes, poder coquetear con la conciencia.
Y cómo nos dice él “es preciso saber lo que se quiere, y si se quiere”

Nietzsche, Friedrich “El ocaso de los ídolos”
Nacido en Rockën, Alemania en 1844 y muerto, luego de vivir once años sumido en la locura, en 1901 (qué ironía…la vida siempre se resume a esos dos momentos)

domingo, 10 de febrero de 2008

Un día de furia

Normalmente transitamos nuestras vidas variando los estados de ánimos. Hoy me voy a detener en el estado de furia, que podemos definirla como la exacerbación del enojo.
No sé cuál será el límite ni cuál el detonante que hace que uno se transforme en un ser furioso aunque es probable que varíen los motivos, las causas y los efectos.
Por estos días es mi estado a experimentar. Me brota la furia.
¿Cómo puede uno observar las cosas de tan distinto modo según el estado de ánimo?
Es totalmente maravillosa la transformación del propio yo.
Caso testigo:
Sentada en una mesa familiar, mirando el dobles de la Davis en Parque Roca, y escuchando opinar sobre si era mejor que el mismo sea del Estado o concesionado a empresas privadas, me alteré frente a una opinión dada y cómo si un Alien me hubiera poseído, empecé a los gritos, insultando a mansalva a los que estaban sentados, a los que estaban parados, al gato que miraba desde un sillón, al perro que desde de la ventana movía la cola, al gobierno de la ciudad de buenos aires, al diseñador del estadio, al organizador del evento, a los sponsors, a Chucho Acasusso y a Nalbandian, a la pareja de Gran Bretaña, al umpire y a la pelota de tenis. Casi me callo pero hubo un intento de frenar la catarata de insultos por parte de uno de los comensales y la locura volvió. Continué por las privatizaciones, por el tren Sarmiento, por el cambio de hora, por Lavagna/Kirchner, por la marca de vino que había en la mesa, por la vecina de al lado y por la gente no que limpia la caca de los perros en calle….
Tal vez por el agotamiento que me produjo mover los brazos con el dedo índice hacia arriba finalicé mi agresiva oratoria y entonces miré alrededor. Eran caras estupefactas. Me miraban callados y sin entender demasiado el porqué de semejante locura.
Nadie hablaba, dudo que a alguien le haya quedado ganas de decir algo.
Un poco avergonzada me miré como en un espejo, viéndome de la misma manera que me veían los otros y entendiendo lo realmente furiosa que suelo estar por estos días.
No quise hablar más y me quedé sentada hasta el final del almuerzo.
Por suerte, justo en ese momento Chucho y David ganaban el segundo set.

domingo, 3 de febrero de 2008

Pensamiento Lateral




El PL es una forma de resolver problemas a través de caminos inesperados o ángulos distintos, esto es…buscar algo diferente para llegar a la solución.
Los desafío a que lean un ejemplo y propongan soluciones. Ahí va!

La eminencia
Antonio, padre de Roberto, un niño de 8 años, sale manejando su auto desde su casa en la CABA y se dirige rumbo a Mar del Plata. Roberto va con él. En el camino se produce un terrible accidente. Un camión que venía de frente sale de su carril y embiste de frente al auto de Antonio.
El impacto mata instantáneamente a Antonio, pero Roberto sigue con vida. Una ambulancia de la municipalidad de Dolores llega casi de inmediato, y el niño es trasladado al hospital. Ni bien llega, los médicos de guardia comienzan a tratarlo con mucha dedicación, aunque luego de conversar entre ellos y estabilizarles las condiciones vitales deciden que no pueden resolver el problema. Necesitan consultar. Además, advierten el riesgo de trasladar al niño y, por eso, deciden dejarlo allí internado. Después de varias consultas se comunican con el Hospital de Niños de la Capital y finalmente se asesoran con una eminencia en el tema, a quienes ponen en conocimiento de lo ocurrido. Como todos concuerdan que lo mejor es dejar a Roberto en Dolores, la eminencia decide viajar directamente desde BSAS hasta allá. Y lo hace.
Los médicos del lugar le presentan el caso y esperan ansiosamente su opinión. Finalmente uno de ellos es el primero en hablar:
- ¿Está usted en condiciones de tratar al nene? - pregunta
Y obtiene la siguiente respuesta:
- ¿Cómo no lo voy a tratar si es mi hijo?

Hasta aquí la historia. ¿Cómo hacer para que esto tenga sentido?
No hay trampas, ni nada oculto. Antonio no es el padrastro ni tampoco es cura.
Espero sus interesantes respuestas.


Extraje el presente problema del libro de Adrián Paenza llamado “Matemática... ¿estás ahí?” Episodio 2 –
Se los recomiendo.

A propósito de las SAD

Estos últimos días, los clubes son parte de la disputa ideológica que tiñe esta previa de ballotage presidencial. Frente a la reaparición de...